En México, ya no hace falta probar nada. Basta con sospechar. La FGR, esa agencia todopoderosa del “por si acaso”, decidió que la presunción es el nuevo oro negro del Estado. Esta vez, va por mil 595 millones de pesos —unos 87 millones de dólares— bajo el sello de “podrían venir del CJNG”. No hay una sentencia penal, pero, qué más da, si el método funciona: primero se confisca, después (si hay ganas) se pregunta.
Del 2019 al 2024, la Fiscalía había cosechado apenas 572 millones con eso de la extinción de dominio. Pero ahora encontró el atajo del siglo: un solo caso triplica lo conseguido en todo un sexenio. ¿Milagro? No, es el nuevo modelo de negocio público: el Gobierno se queda con lo que huele raro. Y a falta de certezas, el olfato judicial se afina más que un sabueso en aeropuerto.
Los blancos de esta embestida se llaman Agro Corona y Comercializadora Llanos Azules. Detrás de ellas, cinco nombres propios, algunos con historial de tequila, lo que nos remite a la exitosa empresa de «DON ALFREDO 40», el intocado patrón patrocinador de MORENA en Matamoros,cuna del Cartel del Golfo y sede la matriz criminal del lider de «Escorpiones».
Aunque en el caso del CJNG hay otros con el defecto de no aparecer en los periódicos. Entre ellos, Óscar Antonio Álvarez González, detenido en el AICM tras llegar de Barcelona, con cargos de los que se usan para rellenar titulares: lavado, delincuencia organizada, CJNG. El resto, simples “supuestos”, que en México ya son sinónimo de culpabilidad instantánea.
La ironía, claro, es que todo esto ocurre en los mismos tribunales donde miles de casos con pruebas, delitos y víctimas reales duermen la siesta eterna. Pero con la extinción de dominio, no hay que esperar a que nadie se defienda: es una joya procesal digna de exportación. Funciona sin condena y, mejor aún, sin absolución posible.
Comparado con el botín de Zhenli Ye Gon —206 millones de dólares y 17 millones de pesos en 2007—, el caso CJNG aún es un aprendiz. Pero la lección es clara: aquellos billetes se contaban con calculadora; estos, con sospechas. Si el Estado no logra ganar juicios con la capacidad por delante , al menos puede ganar sin ellos.
Y así, bajo la nueva doctrina mexicana de “presunción de provecho ilícito”, la justicia se vuelve rentable. No importa si algún día el caso “no se sostiene”; los millones ya tendrán dueño… y no será precisamente “El Mencho” al que esta cantidad,sera como quitarle un pelo a un gato al tercer lugar en el crimen organizado del planeta.
Con informacion: ELNORTE/
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