Resulta que la Presidenta Claudia Sheinbaum decidió rendir homenaje a Alejandro Gertz Manero, ese fiscal que se volvió más incómodo que el silencio en una conferencia mañanera, proponiéndole una Embajada. No un retiro discreto, no una jubilación anticipada: una Embajada. El argumento oficial es casi poético —“reconocimiento por su trabajo”— como si los desencuentros, las filtraciones y las tensiones políticas de los últimos meses hubieran sido simples malentendidos de telenovela burocrática.
“Fue por acuerdo mutuo”, dijo la Presidenta, con esa calma de quien finge que nada es sospechoso. Nada de cartas, nada de llamadas: una reunión personal, cara a cara, como en las películas donde se firman pactos sin testigos. Uno casi puede imaginar el café servido, las sonrisas medidas y el guiño final: “Tú a tu embajada, yo a mi gobernabilidad”.
Claro, alguien preguntó si esto no ofende a los diplomáticos de carrera, esos que se han tragado las pruebas y los cursos del Servicio Exterior Mexicano. Pero Sheinbaum lo dejó claro: todo es legal. Y cuando el poder dice “es legal”, normalmente quiere decir “no me pregunten más”.
Así que el nuevo mantra de Palacio podría bien ser: “No hacemos nada fuera de la ley, aunque el sentido común esté gritando socorro.”
Porque sí, todo huele a premio disfrazado, a salida elegante para un hombre que acumuló más polémicas que resultados. Pero nos dicen que todo es normal, que todo está en orden… y se espera que aplaudamos el reconocimiento.
Nos creen idiotas,por favor no les demos la razon
Con informacion: ELNORTE/
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