El gobierno del segundo piso de la misma cuatritransformacion humanista del pais a cargo de Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch como estratega de seguridad,nos venden “menos homicidios” como victoria, pero 31 mil 193 asesinatos (…hasta el viernes) en quince meses de sexenio no son un logro: son un país desangrado a ritmo industrial. Cada vez que alguien presume que “van bajando”, está diciendo que decenas de cadáveres diarios son un dato alentador y no una catástrofe moral.
La aritmética del horror
- 31,193 homicidios desde octubre de 2024 equivalen, grosso modo, a una ciudad mediana borrada del mapa en apenas un año y fracción.
- En 2024 se registraron más de 33 mil homicidios dolosos, cifra prácticamente calcada de años previos: la “reducción” es apenas un diente menos en la misma sierra eléctrica.
- Hasta el pasado viernes,TRESEARCH contabiliza 31 mil 193 homicidios dolosos y la propaganda oficial lo presenta como avance porque es “menor que otros años”, como si el listón aceptable fueran los treinta mil muertos.
La trampa de la “cifra menor”
- La narrativa oficial se aferra a cualquier porcentaje menor, que si la curva se dobla, que si la estrategia por fin “da resultados”.
- En esa contabilidad miserable, 60 muertos al día son “buenas noticias” solo porque antes eran 80; el truco consiste en desplazar el umbral de lo tolerable hasta que la barbarie parezca administración eficiente.
- El foco se mueve del cuerpo a la gráfica: no importan los nombres ni los sitios arrasados, importa el PowerPoint de la conferencia mañanera donde cada barra descendente es un aplauso más y un funeral menos en la narrativa.
Cadáveres invisibles
- Los 31 mil 193 asesinados se pronuncian en voz neutra, sin adjetivos, como si fueran toneladas de maíz, pero detrás hay niños, madres,padres,jornaleros, estudiantes, repartidos en fosas, carreteras y casas perforadas.
- Al menos 336 policías fueron ejecutados en 2025 y van rumbo a los 70 en sinaloa durante la guerra de bandos de la misma banda; ni siquiera los encargados de sostener el orden se salvan, pero a la estadística le da igual si el muerto llevaba uniforme o mochila y aún así la conversación pública gira en torno a si el indicador “tendencial” luce bonito, no a por qué el Estado no puede proteger ni a los suyos.
Política de anestesia
- La palabra clave del discurso es “tendencia a la baja”: se naturaliza que México opere en un rango permanente de guerra baja intensidad, siempre que el pico del año sea un poco menor al anterior.
- Esa anestesia estadística convierte al gobierno en gerente de morgue que presume ahorrar formol, no en autoridad obligada a impedir que la gente termine en una camilla.
- Cada conferencia que celebra una caída marginal en la tasa,por cierto cuestionada, en el fondo, una ceremonia donde se bendice la idea de que treinta mil muertos anuales son el nuevo precio normal de la vida pública.
Llamar las cosas por su nombre
- No hay “cifra menos” cuando el saldo es de mas de 31 mil 193 personas ejecutadas: hay fracaso, hay impunidad, hay un país que se acostumbra a contar muertos como si contara likes.
- La única gráfica honesta sería la que coloque, detrás de cada barra, las caras y las historias que el discurso reduce a numerito decreciente para justificar la continuidad de una estrategia incapaz de detener la matanza.
- Mientras el gobierno se desgañita celebrando descensos marginales, la sangre sigue corriendo a borbotones; la tarea del periodismo es recordar que ni un solo cadáver es “aceptable” y que normalizar miles es, también, una forma de complicidad y ya van mas de 720 mil.
Con informacion: TRESEARCH/

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