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sábado, 27 de diciembre de 2025

«ALLA FUE CHISPAZO,ACA la CHISPA»: «ARDIERON 25O PALAPAS en INCENDIO PROVOCADO por CARTEL y ANTES 35 MOTOS»…pero Fiscalia dice fue «corto circuito».


El miércoles pasado un incendio provocado acabó con 250 palapas en el puerto de Mahahual,en Quintana Roo, una zona controlada por el Cártel de los Caborca ligado al «Pelo Chino», sobrino de Caro Quintero,ligado a Morena.

Dias antes,en Cozumel, el fuego arrasó con 35 cuatrimotos y ayer la Fiscalía dijo que el incendio lo provocó una falla eléctrica de una de las motos.

«La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo informa que, tras una inspección minuciosa y como resultado de los análisis realizados por peritos especializados en incendios y explosivos, fue posible determinar que el incendio ocurrido en un predio ubicado en la carretera Perimetral Costera Sur, en la zona hotelera sur de este municipio, donde se resguardaban cuatrimotos, se originó por un corto circuito en uno de los vehículos»…FGC

Lo que la Fiscalía vende como “corto circuito” es, en la foto, una quema sistemática de patrimonio: un cementerio de fierros calcinados que huele más a extorsión que a accidente eléctrico.

Contexto del incendio

  • En Cozumel ardieron 35 a 38 cuatrimotos almacenadas en un predio turístico; la versión oficial sostiene que todo inició por un cortocircuito en el cableado y batería de una sola unidad.
  • Días antes, en Mahahual, un incendio intencional consumió unas 250 palapas en plena temporada alta, en una zona donde hay presencia del Cártel de Caborca .

Lectura irreverente de la versión oficial

  • El guion institucional es un “corto cortito”: un cable se calienta, chispea, y de pronto 35 chasises quedan pelones, alineados como huesos de dinosaurio turísticos, sin una sola explicación sobre contexto criminal, cobro de piso o amenazas previas. 
  • Llama la atención la obsesión por declarar “origen accidental” y “sin intervención externa” mientras el estado arde en incendios claramente provocados en infraestructura turística y comercial, justo en territorios disputados por grupos criminales. 

Análisis forense básico de la imagen

En la fotografía se observan varias filas de cuatrimotos completamente consumidas hasta el chasis, con llantas colapsadas, estructuras uniformemente calcinadas y un patrón de daño generalizado bajo la techumbre, lo que sugiere un fuego de alta carga térmica que se propagó por todo el volumen del estacionamiento, no un foco muy localizado que se quedó en un solo vehículo.

En incendios vehiculares por cortocircuito típico, el mayor grado de carbonización se concentra cerca del punto de origen (batería, arnés principal), y la progresión deja zonas con diferente nivel de afectación; aquí, en cambio, las unidades aparecen arrasadas de manera bastante homogénea, el piso muestra amplia área de derrames y residuos, y la techumbre conserva estructura, lo que apunta a combustible abundante al nivel de piso y vehículos, compatible con propagación rápida e incluso con posibles acelerantes, no solo con un fallo eléctrico aislado. 

Elementos técnicos que chocan con el “corto cortito”

El propio parte oficial admite que había más de 50 cuatrimotos y que 38 resultaron dañadas, que la llave estaba en el switch de encendido de la unidad “origen” y que había bidones de combustible cerca, pero asegura que estos “no guardan relación” y que no hubo intervención externa, una conclusión apresurada si no se documentan descartes de acelerantes ni se transparentan registros completos del peritaje. 

Peritos independientes en incendios vehiculares recuerdan que es estadísticamente raro que un vehículo arda “por sí solo” estando detenido, y más aún que a partir de un solo cortocircuito se genere un incendio que devore decenas de unidades bajo techo sin que existan fallas estructurales graves, condiciones de ventilación muy específicas o combustible añadido que explique la intensidad y uniformidad del daño. 

El patrón regional de fuego y miedo

Mientras Mahahual amanece con 250 palapas convertidas en carbón, el mensaje criminal es claro: el fuego como herramienta de disciplinamiento económico y territorial, en un corredor turístico donde la extorsión ya forma parte del paisaje. 

En ese contexto, insistir en que la montaña de fierros retorcidos de Cozumel es producto de un inocente “chispazo” es menos un dictamen pericial que un apagafuegos narrativo: se apaga la palabra “extorsión” para que la gente vea solo humo técnico, no la mano que encendió la mecha.

Con informacion: ELNORTE/

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