El Gobierno federal acaba de anunciar con toda la pompa burocrática del mundo el nacimiento de una “nueva” Estrategia Nacional contra la Extorsión. Nueva, entre comillas, porque en este país todo lo nuevo se parece demasiado a lo viejo con membrete actualizado y logotipo en color guinda. Lo curioso —o predecible— es que la cruzada para frenar a los «cobrones» del pago de piso arrancará en… 2026, porque el gobierno del del futuro,que todo deja para mañana, empezara iniciando el año.

El Acuerdo 01/LII/2025, publicado en el Diario Oficial, pinta el mapa del antídoto: los gobernadores deberán meter al Congreso reformas legales, reportar avances, redactar manuales y, con suerte, no perderse entre tanta sesión oficial. En resumen: la burocracia se declara en guerra contra la extorsión… con papeles, sellos y fechas límite que caducan antes de que la realidad cambie.
Pero si uno mira hacia Tamaulipas, el guion se vuelve tragico. Allí, el problema no es la falta de estrategias, sino el exceso de abrazos. El principal exponente de este flagelo es un exmilitar apodado “La Chispa”, figura conocida tanto por sus tentáculos criminales que alcanzan al ejercito mexicano,asi como por su cercanía con el gobernador de Morena, Américo Villarreal.
Las imágenes no mienten: cena con el poder, posa con el poder, y —según las fuentes locales— cobra con la impunidad del poder. Si la nueva ley se aplicara al pie de la letra, ese abrazo tan cálido podría valerle 15 años de prisión. Pero en México, los abrazos siguen siendo más fuertes que las sentencias.
Así que sí, el Gobierno ya trazó “la ruta” contra la extorsión. El detalle es que la ruta empieza mañana o pasado pasado mañana y mientras tanto, la economía criminal sigue cobrando al contado y el Estado promete pagar con promesas a crédito.
Con informacion: ELNORTE/

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