En Sinaloa, ayer domingo cerró con por lo menos cuatro personas asesinadas y un cadáver desmembrado repartido en tres hieleras en el libramiento de Culiacán, que ademas suma la quema de tienda de uniformes infantiles y 7 homicidios el dia sábado ,en medio de una estrategia de capturas intermitentes que no impiden que la gente siga cayendo a balazos. Un contraste que exhibe que la estrategia de Omar García Harfuch con componente militar ,no está dando seguridad, solo administrando el desastre.
El saldo de ayer
- Un joven perseguido y ejecutado a balazos cuando intentaba refugiarse en un domicilio de un fraccionamiento al norte de Culiacán.
- Dos hombres —José Efraín y Héctor Javier— rafagueados dentro de un vehículo a espaldas del Congreso del Estado, en plena zona de poder político.
- Otro hombre asesinado tras ser perseguido en la colonia Plutarco Elías Calles, al oriente de la ciudad.
- En el libramiento Culiacán, a la altura del kilómetro 192+500, apareció un cuerpo mutilado repartido en tres hieleras, hallazgo que movilizó a Guardia Nacional, FGE y peritos para recoger pedazos de lo que antes era una persona.
Mientras tanto, el último parte de guerra publicado por NOROESTEpresume 2,510 homicidios dolosos, 2,965 personas privadas de la libertad, 8,801 vehículos robados, 1,985 detenidos y 159 abatidos desde septiembre de 2024.
El parte de guerra delata el fracaso
Ese “balance” es la confesión escrita de que la estrategia es un fracaso, solo que redactada en lenguaje burocrático.
- Más de dos mil quinientos homicidios dolosos no son un dato, son el acta de que el Estado perdió el control territorial básico; una política de seguridad se evalúa por vidas salvadas, no por muertos contados.
- Casi tres mil personas privadas de la libertad revelan que la capacidad de secuestrar, levantar y desaparecer sigue intacta, pese a operativos, decomisos y conferencias sobre coordinación interinstitucional.
Cuando un gobierno celebra casi dos mil detenciones en el mismo periodo en que registra miles de asesinatos y desapariciones, está describiendo una política reactiva que llega siempre después del plomo, nunca antes.
Por qué la estrategia de Harfuch falla
No falla por falta de conferencias ni de uniformes nuevos, falla en su obligación central: garantizar seguridad a la población.
- La violencia de ayer domingo muestra capacidad criminal para ejecutar en colonias populares, fraccionamientos y a metros del Congreso sin que haya disuasión real; el mensaje de las hieleras en la autopista es que la carretera y el cuerpo humano son territorio del narco, no del Estado.
- Si después de más de un año de estrategia la estadística solo crece y los métodos se vuelven más crueles, no hay “recomposición”, hay normalización de la barbarie bajo custodia oficial.
El diseño es punitivo y de espectáculo: cateos filmados, filas de detenidos y armas decomisadas que no impiden que al día siguiente se persiga a otro joven y se le ejecute en una cancha, en una calle o dentro de su casa.
Seguridad que no se mide en decomisos
Medir el éxito en kilos de droga, número de armas aseguradas o fotografías de operativos es una coartada para no hablar de lo esencial: la gente sigue sin poder salir tranquila a la calle.
Los asesinatos del domingo ocurrieron a distintas horas y puntos de Culiacán, lo que exhibe capacidad logística de los grupos armados para moverse, atacar y retirarse sin captura inmediata, pese a todos los “dispositivos” y “reforzamientos”.
- El cuerpo hecho pedazos y metido en hieleras es un mensaje de poder que ninguna rueda de prensa puede tapar: quien manda es quien decide cómo y en cuántos pedazos aparece un cadáver en una autopista federal.
Mientras las cifras oficiales sigan chorreando muertos y desaparecidos, cualquier parte de guerra firmado por Omar García Harfuch no es informe de resultados, es inventario de su propio fracaso.




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