En Tlacotepec,en el aguerrido estado de Guerrero, otro estado en pésimo estado,no cayó nieve, pero sí cayeron dulces. Y no de un trineo, sino de camionetas blindadas. Santa Claus cambió los renos por fusiles y los cascabeles por ráfagas; al parecer, el espíritu navideño también se arma hasta los dientes en la Sierra de Guerrero donde también son autoridad y gobierno paralelo.
El domingo 21, mientras las autoridades “reforzaban” la seguridad con comunicados y promesas u Omar García Harfuch nos presumía algun tuit que no cambia nada en el pais, el Cártel de la Sierra —mejor conocido como Los Tlacos— salió a desfilar por las calles con villancicos bélicos y el sello clásico de Mexico: impunidad envuelta en papel de regalo. En cada esquina, los niños recogían dulces sin saber si agradecer a Santa o encomendarse a San Gendarme Ausente.
Porque claro, en esta sierra la magia decembrina tiene otra textura: la de los convoyes con hombres armados repartiendo alegría y control territorial, mientras el gobierno asegura que la zona “permanece bajo vigilancia”. ¿Bajo vigilancia de quién? Quizá del mismo Santa que, entre risas y metralla, se encargó de mantener el orden… al menos durante la caravana.
Y así, entre bastones de caramelo y rifles de asalto, Guerrero nos recordó que en México la Navidad también puede ser espectáculo de poder: la guerra, con luces de colores y espíritu festivo. Ho-ho-ho y feliz impunidad.
Con informacion: ELNORTE/

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