Una mañana cualquiera,convirtio ayer a Guadalajara en zona de guerra: más de 15 minutos de plomo cruzando el aire entre escoltas y sicarios, como si la colonia Santa Duviges fuera polígono de tiro oficial.
Alberto Prieta Valencia, comerciante del mercado de abastos, su hija — y un escolta que cobró el cheque más caro de su vida: los tres quedaron tirados después de la balacera, mientras los vecinos se tiraban al piso y rezaban lo que se supieran.
Sujetos armados llegaron, se topan con escoltas y arman la refriega; ráfagas, persecución, caos, y al final ni un solo detenido, pero sí la ciudad sitiada por policías municipales, estatales, Guardia Nacional, Ejército y Fiscalía, todos llegando después del tiroteo, como siempre, a recoger casquillos y dar declaraciones.
Como ocurrió
Por la mañana, cuando la gente iba a trabajar y los niños a la escuela, porque en Jalisco las ejecuciones ya no esperan a la noche; el tiroteo arrancó el día a punta de AK y AR, dejando claro quién manda en la agenda.
El tiroteo que apunta a la autoría de su majestad el Cartel de Jalisco,inició en la colonia Santa Duviges en Guadalajara y alcanzó también la residencial Victoria en Zapopan, para que no haya duda de que la violencia ya no distingue entre barrio popular y zona nice; las balas reparten democracia territorial.
El secretario general de gobierno, Salvador Zamora, sale a decir que no hay detenidos, que apenas tienen características de algunos vehículos y que “no se descarta” que las rifas colombianas estén metidas en el asunto, como si la ciudad fuera un casino donde la vida se juega en boletos clandestinos.
Con informacion: ELNORTE/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: