UN «HOMBRE de NEGRO de la MAYIZA»: LA «ULTIMA CENA de 12 PELOTAZOS al PANU JEFE de SEGURIDAD de CHAPITOS deja VER FACILIDAD para MATAR y ESCAPAR en MEXICO»…al que valía 4 millones de dolares,no le dieron tiempo para pedir postre.

Óscar Ruiz pidió su última comida en un restaurante de comida china, el Luau, en plena colonia Juárez. No le dio tiempo de pedir el postre. Doce disparos de una pistola de 9 milímetros convirtieron el mantel blanco en una instalación contemporánea de sangre, pólvora y fatalismo made in México. El tirador, un hombre de negro con gorra y cubrebocas —la vestimenta oficial del anonimato urbano—, entró sin pronunciar palabra, cumplió su encargo con precisión de reloj suizo y se esfumó rumbo a Reforma, como si nada. El caos del tráfico capitalino fue su mejor cómplice.

Durante las primeras horas, la historia era sencilla: un empresario hotelero de Mazatlán asesinado en la capital. Su pareja, María José N., lo lloraba entre flashes y sobresaltos. 

Pero el guion cambió rápido. El “empresario” no era tal. Se trataba, casi con certeza, de Óscar Medina, alias El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos. Es decir, la sombra que cuidaba a los hijitos del mismísimo Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El cuento se volvió aún más enredado. El hombre muerto no portaba identificaciones, y los familiares, muy prácticos, dieron otro nombre al levantar el acta. En los sistemas oficiales no apareció nada, claro, pero el Departamento de Estado de Estados Unidos ofrecía cuatro millones de dólares por información que llevara al mismo sujeto. Cuatro millones, doce balas: la matemática del narco siempre es eficiente, aunque cruel.

Mientras las autoridades titubeaban en confirmar la identidad —porque en México ni los muertos dan certeza—, los portales especializados en narcotráfico jugaban a ser CSI Sinaloa. Fotos borrosas de un tipo comprando en El Palacio de Hierro, comparaciones con videos del Culiacanazo de 2019 y teorías dignas de Reddit formaron el cóctel informativo del lunes. El Panu se transformó en una figura casi mitológica: omnipresente, inubicable y ahora, probablemente, cadáver.

De confirmarse que realmente era él, la ejecución no es solo otro crimen más en la capital, sino un golpe quirúrgico de la Mariza a Los Chapitos, que ya bailan sobre el filo tras la captura de Ovidio Guzmán y la guerra abierta con Los Mayos. Sin su jefe de seguridad, los herederos del Chapo pierden a la última muralla entre ellos y las balas de la competencia.

Así que, en resumen: un pistolero invisible, un “empresario” que no era tal, un ajuste de cuentas con aroma a pólvora y soya, y una ciudad que ya convirtió el asesinato en su ruido blanco. En la Zona Rosa, los turistas siguieron tomando selfies a unos metros del restaurante acordonado. Ciudad de México, siempre fiel a su trágica rutina de espectáculo: limpia el piso, sirve la mesa y espera al siguiente ajuste de cuentas,porque La Mayiza trabaja rápido,porque traen ayuda oficial.

Con informacion: DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS/ANDRES RODRIGUEZ/