México, esa segunda economía latinoamericana que parece correr sin avanzar, ha logrado esquivar la recesión con la elegancia de quien evita un charco solo para pisar otro. El PIB, ese número que debería hacernos dormir tranquilos, cerrará el año en un glorioso 0.4%. Sí, menos que la propina de un Starbucks. Pero no hay que ser pesimistas: técnicamente no estamos en recesión. Técnicamente.
La Cepal dice que la culpa es del debilitamiento de la demanda interna, de menos remesas, menos consumo y menos inversión. Traducción libre: ni hay lana, ni hay ganas de gastarla. La inversión fija bruta cayó 6.7% en septiembre, pero el secretario de Hacienda asegura que “no hay debilidad prolongada”. Claro, como ese amigo que jura que no está crudo, sólo “deshidratado”.
Mientras tanto, el consumo vive su propio viacrucis. El BBVA habla de estancamiento y Banamex pronostica más impuestos y aranceles para 2026, porque si algo necesita una economía frenada… ¡es más freno! En los mercados, los vendedores esperan que en Navidad “se active la cosa”. Spoiler: los pasillos siguen más vacíos que la estación de Metro Observatorio a las 3 a.m.
Los economistas más ociosos recurren a indicadores extravagantes, como el índice del pintalabios, que mide si la crisis llega hasta el espejo del baño. Pues bien, el maquillaje sube, la moda baja y el Hot Sale 2025 tuvo más clics pero menos dinero por carrito. En resumen: compramos más baratijas, pero con más convicción.
Y si algo resume el espíritu del año, es el boom del mercado de segunda mano. GoTrendier vende una prenda usada cada 15 segundos. Zara, Shein y H&M reinan entre los arrepentidos del lujo. En La Condesa, los thrift stores viven un “repunte” gracias al turismo —ese otro pilar de la economía nacional que nunca reconoce que vive de vender nostalgia hipster y playeras “vintage” de la Fórmula 1.
A fin de cuentas, México en 2025 no se cayó del tren económico… sólo va en el vagón más lento, mirando por la ventana cómo pasan los países que sí pusieron gasolina. Pero eso sí, seguimos optimistas: siempre habrá piñatas, canciones y memes del peso. Después de todo, cuando el crecimiento no despega, lo mejor es reír antes de que suban los precios de las risas.
Con informacion: DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS/EYANIR CHINEA/SONIA CORONA

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