En Uruapan, Michoacán, el tan aplaudido “plan de seguridad” luce otra vez como el anterior, rumbo al fracaso mas que al exito,pues en menos de 48 horas, la ciudad registró tres ataques armados y un robo violento, como si los criminales hubieran decidido organizar su propio maratón de balaceras para medir la capacidad de reacción del gobierno que dice tiene sellado.
La noche de ayer miércoles, en la colonia Movimiento Magisterial, varios sujetos llegaron a la calle Ricardo Flores Magón y vaciaron sus cargadores contra una fachada. Ocho impactos, ni uno al aire, puro mensaje. Las autoridades, eficientes como siempre, llegaron cuando las balas ya estaban frías y los tiradores probablemente tomando un café. Saldo blanco, presumen. Qué alivio: solo las paredes sangran.
Unas horas antes, el restaurante de mariscos “Los Aguacates” también recibió su dosis de plomo. Los atacantes dispararon y huyeron sin novedad, confirmando que la impunidad en Michoacán es más estable que el peso frente al dólar. Y el martes, en Caltzontzin, otra casa fue rafagueada. Mismo guion, mismo espectáculo, distinto escenario.
Por si las ráfagas fueran poca cosa, delincuentes aprovecharon la noche para saquear un negocio de fiestas en la Plaza Alva. Quizá celebraban los tres ataques previos. Rompieron cristales, se llevaron dinero y objetos de valor, y se esfumaron como fantasmas. Mientras tanto, los peritos de la Fiscalía levantan casquillos, los políticos levantan discursos y los vecinos levantan las manos, resignados.
El “Plan Michoacán”, aquel que prometía recuperar la paz, parece funcionar tan bien como un paraguas roto en un huracán. Y aun así, cada reunión de seguridad viene acompañada de fotos, comunicados, un monton de detenidos de relleno y promesas que ya nadie cree. En Uruapan, las paredes tienen más agujeros que las estrategias oficiales.
Con informacion: ELNORTE/
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