La estrategia “blindada” del Plan Michoacán,ese que nos presumió el ejercito y Omar García Harfuch que estaba «sellada» , resultó tener más huecos que el propio discurso, pues apenas un día después del ataque terrorista que ya no es terrorista por decisión de la FGR e inconformidad de la Presidenta,provocado por un coche bomba que proveniente de Colima hizo trizas la calma en Coahuayana —dejando seis muertos y doce heridos—, las autoridades decidieron que era hora de “reforzar lo reforzado» con mas presencia institucional” en la frontera de estos dos estados en pésimo estado.
El operativo, encabezado por la Secretaría de Seguridad Pública estatal junto a la Defensa Nacional y la Guardia Nacional, se montó en el crucero de Boca de Apiza, como si la colocación de un retén fuera suficiente para disuadir la violencia que ya cruzó el puente y explotó en el rostro del gobierno y de paso acabó con el pudor semántico.
En su comunicado, la SSP juró que el objetivo es “fortalecer la seguridad en la región prioritaria”. Traducción libre: después del desastre, alguien recordó que había que vigilar la puerta que dejaron abierta,como seguramente muchas mas.
El Fiscal Carlos Torres Piña confirmó que la camioneta Dakota gris —la del infierno rodante— cruzó desde Colima hacia Michoacán sin mayor contratiempo. Ingresó a las 8:30 de la mañana y, según el nuevo cuento oficial, nadie notó nada raro hasta que explotó frente a la Policía Comunitaria.
Mientras tanto, maquinaria pesada trabaja en ampliar carriles “para mejorar el flujo vehicular y permitir revisiones más seguras”. O sea, ahora sí hay fila, pero después del estallido.
Protección Civil, por su parte, aseguró que las escuelas cercanas al epicentro no presentan daños estructurales. Un consuelo para los edificios, si no para la narrativa de seguridad que presume el gobierno.
Michoacán sigue “blindado”, pero a fuerza de cinta amarilla
Con informacion: ELNORTE/
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