La caricatura titulada “¡Qué Precio Tiene el Cielo!” ,de la autoría de Paco Calderon,en El Norte ,es un ácido retrato de un país donde el absurdo político se ha vuelto rutina y la seriedad gubernamental simplemente no aplica,no hay. Aquí, la Cámara de Diputados se transforma en salón de baile, mientras los legisladores, con más ritmo que vergüenza, danzan junto a su séquito al compás de la impunidad. Por otro lado, Hugo Aguilar Ortiz,el presidente de la Corte —ese que debería ser sinónimo de rectitud— admite sin pudor que ni siquiera se conoce el propio reglamento que jura defender.
El himno nacional pierde todo decoro y de la noche a la mañana pasa de la boca de Bocanegra al ritmo de Marc Anthony, para que los tricolores también aprendan a bailar salsa, porque la institucionalidad ya es solo un eco tropical. Los diputados, como Gerardo Fernández Noroña, piden licencia para vacacionar a cuerpo de rey, seguido de todos sus incondicionales, y hasta Omar Garcia Harfuch,el policía supremo, el BatMan tropicalizado, prefiere hacerse amigo del principal sospechoso, el Senador Adán Augusto López, antes que hacer su trabajo.
No falta el burócrata milagroso, el carnalito de ex-presidente cuyo “modesto sueldo” le da para comprar trece ranchos (y seguro le sobra para un café). Mientras tanto, la presidenta elige el silencio y además exige que los demás muerdan la lengua, porque aquí el que no calla, no mama del presupuesto.
Y aunque la sátira grita que esto es un “país bananero”, la ironía se remata: en México ni los plátanos se cultivan en tierra, porque los políticos prefieren ir por ellos al mar. Así, el cartón pinta a un gobierno de vodevil donde la única institucionalidad es el desparpajo y el surrealismo manda donde el oficialismo moreno no se gobiernan ni ellos.
Con informacion: ELNORTE/PACO CALDERON/
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