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domingo, 26 de octubre de 2025

«QUE BETO GRANADOS se QUIERE LLEVAR ?»: «SUPERVISOR de MEDIDA CAUTELAR del CONTADOR del CDG que FINGE de ALCALDE VA Vs PERIODISMO que lo EXHIBE»…si Harfuch no se hiciera tarugo con calculo politico,ya estaría en prision.


Parece mentira, pero los fantasmas de la censura que creíamos sepultados junto a la era soviética están rondando otra vez —y no en Moscú, sino en Matamoros. El periodista Jorge Pérez, con toda razón, advierte el tufo de una embestida oficial contra la prensa libre. No exagera: los signos son claros y el guion es viejo. Primero se intenta desacreditar, luego se amedrenta, después se criminaliza. Es la receta del poder «enmarranado hasta el cogote» que teme a la verdad.

Y no es casualidad que sea el alcalde Alberto “Beto” Granados, ese personaje que perdió la visa estadounidense —no por turismo excesivo sino por vínculos oscuros, pues su pertenencia al Cartel del Golfo se dio desde antes,durante y después de que estos lo erigieran alcalde de Morena con el AVA_l del Gobernador convencido por Americo Villarreal Santiago,apodado «El Ameriking».

En cualquier país con un mínimo de decencia judicial ya estaría rindiendo cuentas ante tribunales, no inaugurando obras con sonrisa de campaña. Pero en el México del “Bienestar selectivo”, la justicia se negocia por militancia y las leyes se doblan cuando el acusado lleva el logo de Morena, ese conglomerado que, a estas alturas, funciona más como una organización criminal de facto que como partido político.

Granados no gobierna: administra los intereses de la facción “Escorpiones” del Cártel del Golfo, disfrazada de estructura municipal. 

Desde esa trinchera,dice Jorge Perez, se prepara un “operativo mediático” para neutralizar a los comunicadores incómodos. La estrategia es arcaica, casi arqueológica: demandas infundadas, campañas de difamación y una jauría de bots rentados para ensuciar reputaciones. Una reedición tropical del realismo soviético: que la prensa hable sólo del sol que sale sobre el rostro del líder.

Lo trágico —y lo risible— es que los nuevos censores no entienden el siglo en que viven. Pretenden silenciar con amenazas a quienes tienen más credibilidad que todos sus comunicados oficiales juntos. Les falta historia, academia y sentido del ridículo. No saben que los tiempos de quemar libros pasaron, y que hoy quien censura se quema solo.

Mientras tanto, el periodismo local de Matamoros se sostiene con dignidad precaria, enfrentando no sólo el riesgo físico del plata o plomo, sino la lapidación digital bajo la complicidad de un municipio que AVAlado por el estado narco, ya no se disfraza de democrático, ya se descaró. 

El mensaje es claro: en Matamoros se busca castigar la palabra libre porque hiere los intereses de los nuevos virreyes del narcopoder que lo mismo le entrega nombramientos de la estructura municipal, que les paga una segunda nomina.

Pero, como bien dice Pérez, no podrán imponer la censura. Porque si algo distingue al periodista verdadero no es el sueldo, ni la pauta, ni la comodidad del silencio: es el instinto de exponer la mugre aunque cueste el pellejo. Y hoy, en esta fronera que sangra por corrupción y miedo, cada línea escrita con verdad es un acto de resistencia y en eso ya llevamos mas de 10 años y siempre en medio de esta pelicula,antes enfrentando a los vientos de cambio y hoy de frente contra el humanismo podrido hasta la medula.

Con informacion: JORGE PEREZ/ELMERCURIO/

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