La caricatura de Paco Calderon en EL Norte, presenta a Omar García Harfuch como un “Batman” mexicano, con una gran sonrisa y el símbolo “GH” en el pecho, mientras con guante negro sostiene a una pequeña rata (una “ratita”, es decir, un presunto pequeño delincuente). Junto a él aparece una inmensa rata antropomorfa, claramente más amenazante e imponente, con la cara característica de Adán Augusto López, senador y exsecretario de Gobernación, personificado aquí como una «rata mayor» que hace ver insignificantes a las presas de Harfuch.
Interpretación Irreverente
La imagen es una sátira mordaz de la reciente comparecencia de Omar García Harfuch en el Senado. El dibujo ironiza con dos niveles de criminalidad: la que Harfuch presume combatir y la que, convenientemente, ignora o que le queda demasiado grande —en este caso, el propio Adán Augusto, quien aparece apacible y hasta complacido, como si fuera intocable pese a los múltiples señalamientos públicos y judiciales en su contra (denuncias por corrupción, nexos criminales y la sombra de “La Barredora”) .
Al vestir a Harfuch de superhéroe y hacerlo posar triunfal con su “botín” de baja monta, la caricatura lo ridiculiza: mientras presume la captura de simples ratones, a su lado tiene, bajo protección política, a una rata gigante con historial escandaloso.
La escena evoca el episodio de la mano en el hombro que el senador le puso a Harfuch durante la comparecencia, gesto interpretado como un mensaje de poder (y advertencia; “te tengo bien medido”, “aquí mando yo”) en medio de duras críticas de la oposición y la prensa sobre la impunidad de quienes están en la cúpula, algo entendible, pues el nivel de salario del Batman tropical no le alcanza para soñar con esta captura mayor,lo suyo es simular.
Contexto Político y Simbólico
Esto ocurre mientras arrecian los señalamientos y denuncias (más de 30) contra Adán Augusto por corrupción, desvío de recursos y presuntos vínculos con el crimen organizado —acusaciones que algunos partidos han llevado incluso ante tribunales internacionales y la opinión pública, sin que prospere investigación real por la protección del aparato político. El contraste entre el “superpolicía” y su selectiva justicia es el verdadero centro de la sátira.
En resumen, la caricatura retrata el cinismo de la política mexicana: Harfuch caza ratitas, mientras abraza sin chistar al verdadero depredador, amparado por su tamaño, fuero y complicidades de alto nivel. Batman, aquí, no es más que un actor de reparto en la ópera bufa de la impunidad nacional.
Con informacion: ELNORTE/PACO CALDERON



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