Omar García Harfuch, la curricula manchada que funge de titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) Federal, compareció ante el Pleno del Senado de la República -en el marco de la Glosa del Primer Informe de Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo-, aseguró que la estrategia de seguridad en Sinaloa, hasta ahora había funcionado.
En la lluviosa comparecencia de ayer, el funcionario de marras se plantó ante el Senado armado hasta los dientes, no de armas sino de cifras dudosas, listo para convencernos –otra vez– de que este desastre se llama “estrategia” y que, por arte de magia estadística, la sangre derramada huele a victoria.
“Por supuesto que la estrategia funciona”, repite con la voz de quien nunca viaja sin una calculadora tramposa y poco empatica que traduce cifras en festival de números, donde lo que importa no es si el muerto está menos muerto, sino cómo acomodamos la cifra este mes. ¡Tenemos 2,197 homicidios dolosos desde el 9 de septiembre! Un éxito, dice, porque antes eran… bueno, pongamos que el doble, aunque la memoria y la lógica no siempre acompañan al relato oficial.
Para dar más sabor, en el menú hay 2,133 personas privadas de su libertad: se agradece la precisión, pues aquí, secuestro y desaparición ya son géneros literarios distintos y si uno se equivoca de rubro, la estadística se ofende. “¡5.2 diarios!”, presume el cuadro, como si la meta olímpica fuera que el país no amanezca sin una tragedia monumental cada seis horas.
Y no olvidemos los vehículos robados, el combustible del Cartel que ahora parecen moneda de cambio: 7,854, casi 20 diarios y con dias de 30,como el pasado martes.
“Estamos deteniendo más personas”, recita, aunque omite que muchas son carne de cañón y pocas, peces gordos. Pero, ¿quién cuenta eso cuando la nota es el volumen y no la sustancia? 1,812 detenidos, 133 abatidos –números que se dicen como si fueran goles– dan para la columna de la victoria.
El funcionario se cuelga medallas invisibles, mientras enfrente, la ola de violencia sube, baja y estalla a su antojo: en Mazatlán los asesinatos se disparan 227% y los desaparecidos un 83%. “¡Pero son menos que antes!”, se apura a explicar el papanatas, solo que el antes es una curva seleccionada, no el tiempo histórico ni el dolor acumulado.
Por supuesto, todo es cuestión de saber sumar –o restar– según haga falta. Un mes se compara contra el más sangriento, otro justo después del operativo mediático. Así cualquiera baja un 32% los homicidios… en PowerPoint. Pero la realidad, esa que no cabe en Excel, sigue ahí: Sinaloa es epicentro del horror, los colectivos de familias siguen contando fosas y las calles rebosan de criminales,militares, balazos y miedo.
En resumen: la “estrategia” del gobierno presume triunfos maquillados mientras cada cifra rezuma derrota. Y mientras el discurso miente, la guerra sigue sumando días de luto.
Con informacion: NOROESTE/
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