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domingo, 26 de octubre de 2025

«NUNCA DIGAN NUNCA,NI DEN por SENTADO NADA»: «SHEINBAUM se PUSO ROMANTICA el DIA que ESCRIBIO en su LIBRO que nunca podrán VINCULAR a AMLO con la CORRUPCION»…el romanticismo político, cuando se usa como blindaje, raya en la fe autoritaria.


La Presidenta Claudia Sheinbaum asegura,con la solemnidad de quien firma un dogma, que Andrés Manuel López Obrador “nunca podrá ser vinculado con la corrupción”. Palabras mayores. En realidad, una especie de credo para fieles, no una reflexión política. Porque decir “nunca” en un país donde el polvo de los expedientes huele a moho institucional es, cuanto menos, un acto de fe… o de temeridad retórica.

«Y así es. Nunca podrán vincular a AMLO con la corrupción. Lo mismo ocurre en mi caso. La autoridad moral no se compra en ninguna esquina ni con todo el dinero del mundo. Se construye con la convicción de luchar todos los días por un México con justicia, democracia y libertad, con honestidad y honradez»…Claudia Sheinbaum/

La declaración aparece en su libro «Diario de una transición histórica», de editorial Planeta, donde la Jefa del Ejecutivo relata su visita al estado de Sinaloa, realizada el 10 de agosto del año pasado, justo el mismo día en que se reveló la presunta participación del Gobernador Rubén Rocha en el secuestro de Ismael «El Mayo» Zambada, con el fin de facilitar su aprehensión en Estados Unidos.

El problema no es la defensa: es la ceguera voluntaria. Si una mandataria necesita blindar moralmente a su mentor en su propio libro, la duda ya está sembrada. Y cuando lo envuelve con frases de “autoridad moral” y “convicción de lucha por la justicia”, la cosa roza lo místico: el poder como evangelio, la honestidad como patrimonio exclusivo del movimiento.

El escenario no ayuda. Mientras Sheinbaum derrama fervor en las páginas de Planeta, su Secretaria Anticorrupción anuncia que hay 27 funcionarios presos por el caso Segalmex, el Frankenstein de la administración lopezobradorista. Un desastre administrativo tan grande que hasta las planillas del bienestar huelen a leche podrida y maíz desviado. ¿Y el exdirector que comía en casa del líder moral? “Eso lo revisa la Fiscalía”, dicen. Qué conveniente la fe en las instituciones… cuando conviene.

En su “Diario de una transición histórica”, Sheinbaum repite la máxima moralista: que la paz se construye ampliando derechos. Tiene razón, pero la frase viene empaquetada como si brotara de un manual de autoayuda para funcionarios con mala conciencia. Y encima cierra con la doctrina del “que no se nos olvide servir con humildad”. Lástima que la humildad no se imprime en papel couché ni se difunde en ruedas de prensa con corbata institucional.

El romanticismo político, cuando se usa como blindaje, raya en la fe autoritaria. No hay “nunca” en política. Y creer que la moral del poder se hereda o se contagia es un insulto a la inteligencia colectiva. La corrupción no se combate con letanías, sino con resultados. Y, por ahora, los resultados siguen siendo casos, investigaciones y silencios.

Con informacion:  EL NORTE/

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