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martes, 28 de octubre de 2025

EL «PADRE DESNATURALIZADO»: «LLEGA a PRENSA NACIONAL la BODA del BIENESTAR del JUNIOR CUATE de NARCOS e HIJO de GOBERNADOR MAÑOSO de TAMAULIPAS»…se nos matrimónio el que ya se habia matrimóniado.


En la Hacienda Zotoluca, en el estado de Hidalgo,donde el aire huele a buganvilias y discreción blindada, se celebró aquello que los asistentes llamaron, sin ironía, la “Boda del Bienestar”. Una metáfora viva del país: el matrimonio del poder con el privilegio, sellado no en altar de pueblo sino entre globos aerostáticos, Suburbans con chofer ,helicóptero con piloto y flores traídas de quién sabe dónde.

El novio, Américo Villarreal Santiago, heredero de la dinastía morenista tamaulipeca y funcionario del bienestar con oficina en Coahuila, unió su destino a la senadora Cecilia Guadiana, hija del difunto magnate minero y político Armando Guadiana. El evento fue, dicen, íntimo. Intimidad entendida a la manera del poder: 500 invitados, 100 choferes, maquillistas importadas desde Saltillo y la prohibición absoluta de celulares, no por vanidad sino por prevención.

Durante tres días, Zotoluca fue territorio exento de austeridad republicana. Las habitaciones —25 en total, a 5 mil 900 pesos la noche— se ocuparon desde el viernes hasta el lunes, mientras en el hotel La Finca, a unos kilómetros, se improvisaba una antesala de lujo con 75 cuartos adicionales, todas las plazas llenas, todas las Suburban perfectamente alineadas, todas las apariencias intactas.

Los más cercanos llegaron en helicóptero, los más terrenales en vans de veinte pasajeros. En el estacionamiento, las placas de Tamaulipas se mezclaban con las de Nuevo León, Puebla y Morelos: federación de élites. Al atardecer, un mariachi rompió la solemnidad con “El Son de la Negra” y “Sabes una Cosa”, porque incluso el disimulo necesita su banda sonora.

El banquete, obra de Elsa Frías, y los arreglos florales de Lina Flores completaron el decorado de una boda agendada con un año de anticipación. Afuera, ningún curioso logró acercarse: seguridad con dron incluido, guardias en vehículos artillados de sonrisas impenetrables.

Así, bajo luces leds y juramentos eternos, se conjugó la ecuación imposible: bienestar sin pueblo, austeridad con champaña. En Zotoluca, el amor por segunda ocasion,menos suntuoso que la primera vez,resultó el más costoso de los programas sociales.

Con informacion: ELNORTE/

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