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viernes, 24 de octubre de 2025

«DIPUTADO ALIADO de MORENA y el PAN DECIDEN en REUNION PRIVADA con CFE que NO TENIA CASO DISCUTIR SI se PODIAN AGARRAR a CHINGADAZOS»…la ideología se volvio opcional y la “discusión técnica” se transformó en pelea de cantina con aire acondicionado.


El Congreso mexicano volvió a dar espectáculo —y no precisamente legislativo— cuando Theodoros Kalionchiz (PAN) y Ricardo Mejía Berdeja (PT) decidieron que los argumentos se resuelven mejor a puño limpio que con oratoria.

La escena ocurrió en una reunión privada con funcionarios de la CFE, donde se suponía que se discutirían los detalles técnicos de la comparecencia de Emilia Esther Calleja, directora de la Comisión, programada para el lunes en San Lázaro. Pero entre los “pormenores” se coló el verdadero motor de la política mexicana: ego, dinero y territorio.

Del debate al “vale todo”

Todo empezó con un intercambio de acusaciones sobre contratos eléctricos y favoritismos empresariales, donde cada uno defendía su santo patrón. Kalionchiz, con el estilo arrogante de quien se sabe heredero del conservadurismo energético, lanzó un par de ironías sobre los “negocios socialistas con luz ajena”. Mejía, nunca de mecha larga y acostumbrado a repartir justicia sin toga ni procedimiento, se levantó de su asiento. Bastaron tres frases más para que el “foro energético” se convirtiera en una función de box amateur.

Entre empujones, gritos y el clásico “¡No me toques!”, los funcionarios de la CFE miraban desconcertados, sin saber si apagar la luz o sacar las palomitas. La seguridad del recinto terminó separándolos antes de que alguno usara el micrófono como arma contundente.

Política en corto circuito

Este episodio no es una simple anécdota parlamentaria: es el retrato de la decadencia del debate público, donde el interés económico y la pose ideológica pesan más que cualquier proyecto de nación. El PAN y el PT, polos supuestamente opuestos, se funden en un mismo impulso: el negocio disfrazado de principio. Cuando hay dinero de por medio —y la CFE no es poca cosa—, la ideología se vuelve opcional y la “discusión técnica” se transforma en pelea de cantina con aire acondicionado.

Entre el circo y el descaro

Mientras tanto, en la trinchera mediática, ambos diputados corren a dar su versión: uno se dice “provocado”, el otro “defensor del pueblo”. Ninguno menciona los intereses eléctricos que orbitan alrededor del caso.

El saldo: una comparecencia que promete más drama que datos y un Congreso que vuelve a confirmar que en México, la luz se va, pero el espectáculo nunca se apaga.

Con informacion: ELNORTE/

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