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miércoles, 29 de octubre de 2025

«ME ALEGRA que estes BIEN SIMON y el MAL NUNCA PODRA estar por ENCIMA del BIEN»: ATENTAMENTE CABEZA de VACA…a menudo el mal toma ventaja no por potencia absoluta, sino por el silencio o la negligencia del bien.


La exaltación moralina de un exgobernador prófugo que, desde Estados Unidos, pontifica contra la “perversidad y el mal”, resulta tan enternecedora como grotesca cuando su expediente penal gruñe en tribunales federales que aún debaten si le ejecutan o no la orden de aprehension por delincuencia organizada y lavado de dinero. 

Que García Cabeza de Vaca aproveche cualquier revuelo, aunque sea la captura fallida o el atentado frustrado a otro personaje igualmente controversial, para externar alivio y recitar su particular letanía sobre el bien y el mal, confirma que la auto-exaltación victimista del paranoide adaptativo nunca descansa, sobre todo cuando la corteza prefrontal del simulador político está en modo supervivencia.

El teatro cortical del perseguido

El discurso de Cabeza de Vaca—un reciclaje perpetuo donde la razón, la emoción y la retórica se funden bajo el mismo techado del “perseguidor perseguido”—funciona como auténtico teatro cortical, donde la autocompasión se vuelve estrategia y la culpa es patrimonio exclusivo del enemigo político. 

Resulta irrelevante la evidencia: contratos públicos triangulados, alianzas con criminales,recursos opacos, transferencias justificadas solo por narrativa épica y no por pruebas solventes. 

Aunque la Suprema Corte no es precisamente un dechado de purezas expediente sera víctima del conteo de los votos judiciales, esos que mantienen a Pancho fuera del país, pero dentro de la jurisdicción de la duda.

Simulación y blindaje emocional

Científicamente, lo suyo califica como paranoide adaptativo:incapacidad para ejercer la autocrítica, vigilancia obsesiva y teatralización de la desgracia personal convertida en cruzada épica. Así, su frase de consuelo a otro en desgracia—más que solidaridad—parece invocación para proteger ese mito personal de “último bastión del bien”, cuando la narrativa y la evidencia judicial jamás han sido sinónimos.

El bien, el mal y la banalidad

La triste realidad terrenal contradice la ingenuidad moralista: el mal puede no solo equipararse, sino superar al bien en muchos escenarios históricos, filosóficos y cotidianos. Platón colocaba el bien como el fin máximo, pero para Agustín, el mal era la privación del bien, una sombra necesaria para definir la luz. Sin embargo, la vida enseña otra lección: el mal y el bien no son entidades aisladas, sino opuestas que se necesitan para que la una sea reconocible por la otra.

La filósofa Hannah Arendt llevó la reflexión más profundo: el mal no es siempre grandilocuente ni monstruoso, sino cotidiano y banal, producto de la ausencia de pensamiento y de una obediencia acrítica. El bien, por su parte, suele requerir esfuerzo, empatía, rebelión ante normas injustas. Y, a menudo, el mal triunfa por inercia, por la comodidad de no pensar, por la sumisión al poder y la indiferencia moral que nos impide meternos en los que si nos importa.

Dualidad, evolución y condición humana

Las tradiciones filosóficas orientales advierten que el bien y el mal son facetas de la misma realidad; el sol brilla sobre ambas y cualquier acto humano puede contener ambos elementos en distintas proporciones. Zubiri sostiene que el mal emerge como elección del individuo ante la frustración o el sufrimiento, pero también que se expande cuando los individuos renuncian a la responsabilidad ética y contagian su sombra al grupo.

¿Puede el mal vencer al bien?

Históricamente, el mal ha vencido en guerras, genocidios, dictaduras y corrupciones; ha moldeado instituciones, leyes y destinos colectivos. Si bien la narrativa religiosa promete un triunfo final del bien, la experiencia histórica y la filosofía muestran que la lucha es interminable, y a menudo el mal toma ventaja no por potencia absoluta, sino por el silencio o la negligencia del bien.

En suma, la elevación romántica de Cabeza de Vaca de que el mal nunca estará por encima del bien es espiritualmente sedante pero filosóficamente ilusoria; solo el pensamiento crítico, la ética vigilante y la rebelión ante la injusticia pueden impedir que el mal se adueñe del escenario, porque, tristemente, se ha adueñado muchas veces.

No todo debe ser cálculo político

Parafraseando los registros tribunalicios, la definición jurídica que espera la causa de Cabeza de Vaca en la Suprema Corte no depende del versito redentor ni del trending topic, sino de valoración de las pruebas, peritajes y sentencias,aunque los juzgadores en su caso ya se les ve mas cerca de la fobia que de la filia . 

El romanticismo del prófugo sólo conmueve donde hay olvido: en la carpeta judicial solo deberan contar las piezas faltantes, no los aforismos digitales.

Con informacion: @FGCabezadeVaca/

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