Visitanos tambien en:

viernes, 24 de octubre de 2025

EL «PARANOIDE ADAPTATIVO»: LA «CIENCIA EXPLICA VICTIMISMO del PERSEGUIDOR PERSEGUIDO y la TEATRALIDAD como BLINDAJE»…la psique de CDV opera como un teatro cortical donde razón, emoción y retórica actúan bajo una misma farsa.


El panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca,ex-gobernador de Tamaulipas (2016-2022), ha sido un afortunado animal politico,pues fue gracias a esta y su desempeño como funcionario publico que pudo allanar la jodoencia para catapultar su incipiente fortuna ,esa que en 2016 ya era calculada por EL FINANCIERO en 951 MILLONES de PESOS,mientras EL UNIVERSAL daba cuenta de narco acusaciones incluso anteriores al periodo de Andres Manuel Lopez Hablador (2018-2022) ,las que fueron allanadas por el calculo politico del gobierno priista Enrique Peña Nieto que le obsequio la candidatura en 2016 y Egidio Torre con una traición hizo el resto.

Pero Cabeza de Vaca no sabe estar ocioso aunque la riqueza de que dispone como mero saldo del saqueo de Tamaulipas se lo permita.

CDV ya olvido ese pasado también e tracala y también de amparos truculentos, pues ya no tiene necesidad de contratar hipotecas y ser perseguido por deudas bancarias que se negaba a pagar usando el garantizo exacerbado como pretext, ya ni se acuerda de sus tiempos de «jodido».

Cabeza de Vaca tiene todo los que dinero puede comprar, pero no sabe estarse sosiego, porque el se siente comodo en el pleito y la confrontación,maxime si es haciendo enojar a sus rivales de la «CUATO-TE» (…por Torpes,Tarolas,Tarugos y Tontos) quienes han sido por demas estultos al enfrentarlo, aun y disponiendo de todo el poder y todos los recursos a su alcance. Aunque claramente no es mesurado que siga retando a la suerte si quiere seguir en libertad.

El juego psicológico de Cabeza de Vaca

En su mas reciente entrevista con Simón Levy, “Diálogos México 2030”, el exgobernador de Tamaulipas vuelve a exhibir esa mezcla de defensa política, teatralidad y cálculo emocional que lo define: un hombre que convierte la confrontación en escenario y la victimización en estrategia discursiva.

La retórica del perseguidor perseguido

En toda la conversación con Levy, Cabeza de Vaca repite una narrativa de persecución política orquestada por el poder federal, pintándose como el último bastión del federalismo y la dignidad individual frente al autoritarismo de López Obrador. Habla del presidente como un “narcopresidente” y describe su propio caso como una “fabricación judicial”, una estructura que en términos psicológicos revela proyección defensiva: atribuir al otro (el enemigo político) las mismas cualidades corruptas que se busca negar en uno mismo. En el plano neuropsicológico, este tipo de discurso tiende a activar la amígdala política del oyente —esa respuesta emocional que refuerza la empatía con quien aparenta ser víctima del poder central.

El tono y vocabulario que emplea —“me atrincheré”, “les dije: aquí los espero, Presidente”— delatan lo que los psicólogos sociales llaman síndrome del héroe asediado, una figura que crea legitimidad moral desde la resistencia. Groucho Marx lo decía con humor clínicamente lúcido: “Si eres capaz de simular sinceridad, lo tienes hecho.” Cabeza de Vaca domina esa simulación, como falsedad y performance político.

El cerebro del simulador

Si analizamos desde la neurociencia cognitiva la conducta comunicativa de García Cabeza de Vaca, observamos rasgos claros de asimetría hemisférica funcional. Sus intervenciones se apoyan en el hemisferio derecho —emocional, intuitivo, narrativo— mientras disfraza esa emotividad con racionalizaciones largas y cifras (la estructura típica del hemisferio izquierdo). Es lo que el psicólogo clínico Paul D. MacLean habría definido como un ejemplo de “cerebro triuno en defensa política”: reptiliano en reflejos de supervivencia (“me rodearon la casa de gobierno, me atrincheré”), límbico en búsqueda de adhesión (“yo no tengo miedo, tengo pavor de defraudar a mi familia”) y neocortical en el cálculo estratégico de su inocencia.

La teatralidad como blindaje

Simón Levy funge en la entrevista como trampolín: lo confronta, pero le permite brillar en el conflicto. Cabeza lo sabe y se apropia del escenario. Cada defensa se convierte en relato épico. Psicológicamente, usa dos mecanismos simultáneos: resignificación cognitiva (convierto mi proceso penal en un símbolo de lucha) y distorsión del locus de control (nada es culpa mía, todo responde a “ellos”). Esta combinación articula una personalidad que algunos psiquiatras definirían como paranoide adaptativa: desconfiada, vigilante, pero funcional. En política mexicana, esa paranoia no es disfunción, sino requisito de supervivencia.

Narcisismo funcional y sentido de misión

En varios momentos, Cabeza de Vaca enuncia que su lucha no es personal sino “por la libertad y la patria”. Ese desplazamiento del ego hacia la causa es típico del narcisismo redentor descrito por Heinz Kohut: el individuo siente que su sacrificio valida su excepcionalidad moral. En su psique, no hay contradicción —su “yo” se justifica en la cruzada contra el sistema. Su frase más reveladora quizá sea: “No tengo miedo, tengo pavor… de no poder ver a mis hijos a los ojos si no defendí a México.” Ese tipo de formulación, de tintes casi religiosos, activa el arquetipo del mártir político, un arquetipo que la memoria colectiva mexicana identifica con heroísmo.

La simulación consciente

Cuando se examina su defensa sobre el “huachicol fiscal” o el supuesto complot desde Hacienda, la entrevista adopta una textura de thriller: cifras, conspiraciones, nombres, fechas. Neuropsicológicamente, esa sobreinformación suele tener un efecto hipnótico —el oyente percibe veracidad donde hay densidad. En comunicación política esto se llama verbal overload tactic: cuanto más detalle, menor es la capacidad crítica del receptor. Simula transparencia mientras reconstruye su propio mito.

Entre Groucho y la neurociencia

Cabeza de Vaca encarna literalmente la frase de Groucho Marx:ha hecho del arte de parecer sincero su coraza. Su discurso se mueve entre tres polos:

  • la emoción moral (víctima del Estado),
  • la erudición táctica (cifras, leyes, amparos) y
  • la dimensión mesiánica (salvar a México de la dictadura).

Cada hemisferio cerebral se activa según el enemigo que percibe: el racional para los jueces, el emocional para el público, el épico para la historia. Es un ejemplo casi clínico de simulación estratégica con coherencia ideológica emergente: cree en su propio mito parasitario porque ese mito lo protege.

En conclusión, la psique de Francisco García Cabeza de Vaca opera como un teatro cortical donde razón, emoción y retórica actúan bajo una misma farsa necesaria. Con verdades y mentiras para allanarse la supervivencia política: la simulación elevada a biología, donde el cerebro aprende a hacer de la persecución su combustible.

Entrevista completa: «Dialogos Mexico 2030»

Con informacion: YOUTUBE/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tu Comentario es VALIOSO: