La caricatura es un dardo venenoso y su picardía es imposible de ignorar: muestra a AMLO bien a gusto, echado bajo el reflector del poder, leyendo el libro de Claudia Sheinbaum y sorprendido de la devoción con la que la presidenta lo absuelve de cualquier acto de corrupción.
En el libro —y ahí la sátira— Claudia casi canoniza a su mentor: asegura solemnemente, con tintes de dogma y romanticismo político, que “nunca podrán vincular a AMLO con la corrupción”, como si la autoridad moral pudiera heredarse por decreto o blindarse con un mantra institucional.
El monero deja caer, entre líneas, la sospecha de que el propio AMLO bien pudo haber dictado hasta la última coma de esa defensa incondicional: “Hasta parece que yo lo dicté”.
Contexto del libro de Sheinbaum
El episodio que enciende la polémica es concreto: en su libro “Diario de una transición histórica”, Sheinbaum recuenta un pasaje de lealtad inquebrantable hacia López Obrador, declarándolo impoluto y blindado ante cualquier intento de vincularlo con la corrupción. Esta retórica —que raya en la fe autoritaria— se presentó justo en días en que la realidad no ayuda: mientras en las páginas del libro se reparte moral como tortilla caliente, los escándalos, como el de Segalmex y la liberación de personajes incómodos, se apilan en la vida pública.
Crítica e ironía
La jocosidad de la caricatura apunta directo al tuétano: Sheinbaum, en ese ademán romántico y místico, termina reforzando la imagen de AMLO como el “redentor incorruptible”, aunque los expedientes reales y la descomposición institucional huelan a moho y a leche caducada (según los escándalos Segalmex y otros). El cartón es una navaja: insinúa que el verdadero blindaje de AMLO no es moral ni judicial, sino literario y casi clerical, invocado por el devocionario literario de Sheinbaum.
Una irreverencia necesaria
En resumen, la caricatura le saca filo a la “fe” política: retrata a AMLO no sólo como el omnipresente prologuista de la 4T, sino como el verdadero autor intelectual de su propio mito de pureza. ¿Nunca podrán vincularlo a la corrupción? Nunca, mientras el dogma se escriba en letras gordas… y el humor siga levantando la tapa de las letras chicas.
Con informacion: PACO CALDERON/ELNORTE/

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