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martes, 28 de octubre de 2025

«CUANDO QUERER NO es PODER»:»HARFUCH BALBUCEA,ZIZAGUEA y se EVADE cuando le PREGUNTAN SI VA PODER PACIFICAR SINALOA»…se refugió en frases como «si se puede pacificar y se va a pacificar bien», sin decir ni cuando,ni como.


“Que sepa la ciudadanía que Sinaloa es una prioridad, no solo para el Gabinete de Seguridad, sino es una instrucción prioritaria de la Presidenta Claudia Sheinbaum. Sí se puede pacificar y se va a pacificar, aquí lo importante es ver cuánto tiempo tuvo que pasar para que hubiera una crisis en Sinaloa como la que inició el año pasado”, dijo ayer Omar García Harfuch.

Desmenuzando la retórica oficial

Pero Omar García Harfuch ,el estratega de la seguridad que aun y teniendo todos los recursos,materiales,economicos y humanos, no esta convencido de los que dice y ayer se evidencio nervioso,balbuceante e inseguro en sus respuestas por demas ambiguas al ser cuestionado:

La respuesta de Harfuch es un ejemplo de evasión institucional de manual. Aunque se le preguntó directamente si en Sinaloa realmente se puede pacificar la situación, su contestación gira en torno a lugares comunes, evitando comprometerse o dar respuestas concretas sobre plazos o mecanismos claros. Se refugió en frases como «si se puede pacificar y se va a pacificar bien», y redirigió a hablar del fortalecimiento de instituciones y acciones policiales generales, sin datos específicos ni autocrítica real.

Lo más notorio es el zigzagueo retórico: menciona el fortalecimiento institucional no solo como meta, sino como escudo para no responder cuándo ni cómo; salta a detenciones de la semana pasada, insiste en la reacción inmediata y en los aseguramientos, y remata en modo automático con la receta de “Policía Estatal fuerte, fiscalías estatales fuertes” sin detallar cómo enfrentarán la raíz del control criminal ni por qué, a pesar de esas recetas, la criminalidad se mantiene. 

No hay autocrítica ni reconocimiento de fallos, y si el tono balbuceante y nervioso es perceptible en video, en el texto lo sustituye la falta de profundidad y la repetición de frases hechas, lo que evidencia más incertidumbre que certeza real en la estrategia de seguridad.

Lo cierto es que en este momento,García Harfuch no ha podido dar con bola con Sinaloa,donde no basta vociferar para aniquilar décadas de historia narca. Dice que pacificar es posible, ¿pero quién le cree a estas alturas? La realidad es mucho menos pornográfica que sus discursos: los cárteles no desaparecen con promesas, los muertos no reviven porque un gabinete los llame prioridad y las familias desplazadas o los miles de desaparecidos no vuelven a sus casas porque la presidenta reparta instrucciones mágicas.

La misma cantaleta de siempre

No es la primera vez que García Harfuch cacaraquea lo mismo sobre la supuesta debilidad del cartel que ha repitido como mantra cada vez que hay una masacre o cuando las balaceras paralizan municipios enteros. Sin embargo, las acciones delictivas y la capacidad de fuego del Cártel de Sinaloa muestran todo lo contrario: disputas internas, ejecuciones públicas y control absoluto del trasiego siguen siendo la norma y no la excepción. ¿Debilidad? Sólo en los boletines de prensa.

La trampa de las cifras y las fechas

No contento con adornar la narrativa de “debilitamiento”, García Harfuch se asiste de una estrategia de temporalidad selectiva. “Importa cuánto tiempo tuvo que pasar para que hubiera una crisis”, afirma, como si jugar con el reloj sirviera para maquillar el saldo rojo. Este truco de seleccionar periodos de baja violencia (generalmente coinciden con operativos o presencia militar reforzada) olvida que la calma en Sinaloa es cíclica y su duración, apenas temporal: basta una orden mal dada o la caída de un capo para que el volcán narco despierte con doble furia y la cifra de homicidios vuelva a reventar estadísticas.

Los números que duelen

Aunque los voceros oficiales recorten las cifras o comparen meses “tranquilos” contra años de guerra intestina, la realidad lastimosa es que la tasa de homicidios dolosos, desapariciones y desplazamientos forzados por el crimen siguen ubicando a Sinaloa como uno de los epicentros del terror. 

En 2025, los reportes independientes muestran que los picos de violencia se mantienen y los desplazamientos en comunidades rurales continúan. Callar estos datos y apostar por el optimismo discursivo no es gobernar; es edulcorar el infierno con palabras huecas.

La conclusión incómoda

La voluntad política es insuficiente cuando se topa con la maquinaria institucional corroída hasta e tuétano, una delincuencia por muchos años por los mismos que hoy la combaten en una entidad donde no tenian contrincante,tenian otro aliado. Que Sinaloa sea prioridad no se nota en los funerales, ni en las fosas clandestinas, ni en los testimonios de quienes huyen con lo puesto. Pacificar es más que querer: es poder… y aquí se ve que no pueden.

Con informacion: REFORMA/

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