En un país donde los políticos sin quehacer escriben libros para limpiar sus pecados en lugar de enfrentarlos, la exalcaldesa de Morena de Chilpancingo,en Guerrero,decidió subir un peldaño más: narrar, con tinta redentora, aquella cita donde los narcos la invitaron al desayunar,igualito como otros criminales,un capo zeta y un lugarteniente Golfo,invitaron a cenar a Américo Villarreal,gobernador de Morena en Tamaulipas,porque en México, la frontera entre el poder y el crimesn no es una línea: es una pista de baile con corrido tumbado.
La autora de «La Trampa Perfecta», ahora autoproclamada víctima de su propio capítulo, cuenta que la “reunión accidental” fue apenas una charla de protocolo… justo antes de las amenazas, los mensajes “de advertencia” y la inevitable espiral mediática. ¿Quién necesita ficción cuando la realidad se comporta como una mala telenovela escrita por políticos con culpa y editores con prisa?
Hay algo casi poético —o perversamente divertido— en que una exalcaldesa, tras rozar el infierno, decida capitalizar el fuego. Le cambió el miedo por regalías, la tragedia por marketing y los silencios incómodos por capítulos titulados “Mi encuentro con la sombra”. Si esto es literatura testimonial, entonces el género narco-político acaba de estrenar su spin-off electoral.
Al final, lo que no tiene explicación no es la reunión con los narcos; es la facilidad con la que el sistema convierte lo inexplicable en narrativa. En México, hasta la corrupción tiene casa editorial.
Con informacion: LA OPINION/

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