Un nuevo grupo armado autodenominado “Ejército Purépecha de Libertad Mexicana” anunció su aparición en Michoacán, y al advertir corrupción de cuerpos de seguridad y de Alcaldes, amagó a autoridades que si no actúan, tomarán justicia por su propia mano.
Con un mensaje que se viralizó en video, el autodenominado “Comandante Arango“, con voz distorsionada, se presentó como el líder de este movimiento:
“…Buenas tardes a todos los michoacanos, hoy me presento ante ustedes, soy el comandante Arango y seré quien esté al frente de este movimiento social denominado Ejército Purépecha de Libertad Michoacana.
Quiero dejar muy en claro, nuestro movimiento no pertenece a ningún partido político y mucho menos a algún cartel. Agradecemos a quienes nos han ofrecido dinero y también armas, pero no queremos contaminar este movimiento como se contaminaron las autodefensas de Michoacán que al final terminaron siendo sicarios de Juan José Farías Álvarez, conocido como el Abuelo Farías.
Nuestro movimiento es sano y continuará así, no hay COVID para oportunistas, partidos políticos o carteles del crimen. Nos deslindamos también de páginas y redes sociales que apoyan a cualquier cartel o grupo criminal. Nuestra única página oficial es esta.
Hermanos y hermanas de Michoacán, a este movimiento social no lo convoca el odio, sino la justicia. No nos mueve el deseo de destruir, sino la necesidad de construir un Michoacán libre de delincuentes que solo nos están extorsionando, secuestrando y cobrando cuotas.
En Michoacán estamos viviendo arrodillados, con la voz quebrada, con la esperanza mutilada.Hoy, desde aquí, decimos basta. En esta nueva aparición en redes, les daremos una prueba de cómo el presidente municipal de los Reyes, Humberto Jiménez Solís, es un corrupto y tiene grandes vínculos criminales. La camioneta GMC que utiliza es propiedad de Misael García Vásquez, hijo del ex procurador de Michoacán, Miguel García Hurtado, quien fue detenido y recluido en el Penal Federal del Rincón en Nayarit en 2009 por nexos con los Caballeros Templarios, convertidos hoy en carteles unidos al mando de Juan José Farías Álvarez, alias el Abuelo Farías.
Pronto mostraremos fotografías de la presidenta de Tingüindín, Lenda Mendoza Cruz, y de Humberto Jiménez Solís con el narcotraficante Alfonso Fernández Magallón, alias Poncho la Quiringua.
Se van a sorprender. Nuestro movimiento es el resultado del hartazgo ante la ingobernabilidad que vivimos. Este movimiento es por nuestros familiares que fueron desaparecidos por no pagar una cuota del corte de aguacate o de limón. Lucharemos por nuestras mujeres para evitar que mueran violadas por criminales que son protegidos por los presidentes municipales de Cotija, Tingüindín, Tocumbo, Los Reyes, Peribán, Uruapan.
Quizá no sepamos usar las armas que traemos, eso es cierto, pero nuestros antepasados nos ayudarán. Nuestro padre, Tariacuri, está guiándonos por este camino.
Ponemos un ultimátumo al gobierno y le decimos claro y fuerte. Preferimos que ustedes, el Estado, tomen la seguridad en nuestra región de Los Reyes, de Cotija, Tingüindín, Tocumbo, que seguir arrodillados con los directores de seguridad pública que están a las órdenes de los carteles unidos o del cartel que sea. Si no lo hacen ustedes, muy pronto lo haremos nosotros.
Comenzaremos por Cotija hasta avanzar al centro del Estado. Hacemos un llamado a nuestros hermanos de Tocumbo, Tingüindín, Los Reyes, Peribán, Tingambato, Uruapan, Tancítaro, los pueblos que actualmente están viviendo este mal, este cobro de piso, secuestros, para que nos unamos y comencemos a organizarnos aún más y poder exterminar a quienes nos secuestran, nos matan, nos cobran cuota por nuestro trabajo digno.
A todos quienes tienen información de criminales o de grupos criminales, sígannosla haciendo llegar. Todo es confidencial, sea del cartel que sea, vamos contra todos.
Gobierno, no te estamos pidiendo permiso para vivir con dignidad. No te estamos rogando libertad. Nos estás obligando a tomarla con el corazón firme y la mirada clara. Es un derecho que tenemos. En este movimiento hay cavidad para todos, empresarios, comerciantes, ciudadanos, hombres, mujeres. ¡Viva México revolucionario! ¡Viva! ¡Viva nuestro movimiento social! ¡Viva! ¡Viva el Ejército Purepecha de Libertad Michoacana! ¡Viva! ¡Viva nuestro padre Tariacuri! ¡Guandaca Purepecha Guanipini!…”
Que significa el pronunciamiento:
El anuncio del “Ejército Purépecha de Libertad Mexicana” es un síntoma feroz del colapso institucional en Michoacán y, por extensión, en regiones clave del país. Lejos de significar avances en control y desarticulación del crimen, el surgimiento de más grupos armados —que dicen buscar justicia— revela varias verdades muy preocupantes entre líneas:
1. Proliferación, no contención
Pese a los discursos oficiales de “pacificación” y “estrategias de seguridad”, el número de actores armados va en aumento. Ya no solo son cárteles, sino también autodefensas, “ejércitos populares” y células híbridas que surgen por la desesperación social. Cada intento fallido del Estado por frenar a uno, incentiva el crecimiento de otros.
Conclusión: La violencia no se está conteniendo: se está expandiendo y diversificando.
2. Estado omiso y cómplice
El mensaje es clarísimo: este grupo denuncia con nombre y apellido a presidentes municipales, señala protección política al crimen y acusa corrupción de cuerpos de seguridad. No es un inventario aislado:
- El silencio institucional es descrito como “arrodillamiento”.
- Los grupos no solo surgen por ausencia del Estado: surgen para SU-PLANTAR al Estado.
- Se advierte disposición a tomar funciones gubernamentales (justicia, orden) “si no actúan ustedes, lo haremos nosotros”, lo que es una declaración abierta de ingobernabilidad.
No es omisión: es complicidad, y así lo percibe la población. La impunidad se siente protegida desde arriba.
3. Sociedad cautiva y envenenada
El “Ejército Purépecha” se legitima apelando a la memoria de víctimas, el hartazgo y la humillación cotidiana. La narrativa no es solo de venganza, sino de reconstrucción de comunidad, algo que el Estado ya no provee. Pero, también es una puerta giratoria:
- “Exterminar” al enemigo propuesto la dinámica de guerra interna permanente.
- Se caen los límites entre autodefensa y crimen: rechazan nexos criminales pero operan armados y con capacidad de fuego.
4. Discursos revolucionarios: preludio del desgobierno
El remate de “¡Viva el México revolucionario!” y la evocación al Padre Tariácuri es más que retórica: legitima la insurrección armada ante un Estado que ya no representa, ni protege.
Esto resquebraja aún más la legitimidad de la autoridad, y normaliza el discurso de justicia y exterminio por mano propia.
5. Espiral de autodefensas = ciclo infernal
El propio grupo advierte su desconfianza tras lo ocurrido con autodefensas anteriores: “terminaron siendo sicarios”. Es decir, incluso quienes nacen para defenderse acaban por contaminarse (corromperse/cooptarse) en un sistema sin frenos ni contrapesos sociales o políticos.
6. Alarma roja: territorio fragmentado
Citan regiones específicas bajo control criminal explícito y disputan abiertamente la autoridad local. Cuando un grupo armado pone plazos públicos al Estado (“si no lo hacen ustedes, lo haremos nosotros”), es señal de un territorio donde la ley y el monopolio de la fuerza pública están diluidos, compartidos o disputados.
PUNTUALIZACIÓN SEVERA:
- Este comunicado es un acta de defunción de la gobernabilidad estatal. El narco, la policía y la nueva autodefensa se disputan —como feudos medievales— el control político, económico y militar del territorio.
- El Estado es visto y, al menos de facto, funciona como un actor más: corrupto, cómplice o acobardado.
- La sociedad, harta y traumatizada, se arma y arriesga a repetir el infierno de ciclos de violencia sin fin.
- El gobierno, sin respuesta ni control, se achica: en vez de recuperar terreno, cada nuevo grupo es testimonio de su impotencia y fracaso.
- Si no hay una intervención profunda y real (no simulada), la pluralidad de armas, agravios y actores llevará a más violencia, más desplazados y, potencialmente, a la balcanización irreversible del estado.
En suma: Cada nuevo grupo armado denuncia el fracaso absoluto de la estrategia federal y estatal de seguridad. El Estado ya no es omiso ni simplemente incompetente: es prescindible. Los vacíos de poder no se llenan de paz, sino de muerte y desesperación.
Con informacion: ELNORTE/ REDES

Ya estuvo que toda la coordinación con los tres niveles de gobierno les van a partir la madre, porque como dice la gente de la franquicia y solo en estos casos aplica, nadie por encima de la ley.
ResponderBorrarSi son crimen organizado si pueden hacer un desmadre pero pueblo unido no.
Los van a desarmar y desarticular.
El único que se puede llevar las palmas y la estadisticA es Omar y sus secuaces.