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jueves, 11 de diciembre de 2025

EL «DR.COSS sigue ENFERMO»: «ZETAS TERRORISTAS MATAN INOCENTE y MANDAN al HOSPITAL 5 POLICIAS TRAS REVENTARLES la PATRULLA con NARCOMINAS»…y dice doña Claudia que no estamos en guerra.


La guerra que no existe, según el gobierno

En Doctor Coss, Nuevo León, volvió a rugir la tierra. No fue un temblor, fue otro episodio de esa guerra que el gobierno insiste en vendernos como una “ilusión colectiva”. Dos narcominas —sí, minas terrestres al más puro estilo de los conflictos en Medio Oriente— estallaron en menos de tres horas, cobrando la vida de un hombre y dejando cinco policías de Fuerza Civil heridos. ¿Y qué dice el discurso oficial? Que no son minas, que son “artefactos caseros”. Una manera elegante de disfrazar la palabra guerra.

El primer estallido ocurrió entre El Zacate y La Lajilla, muy cerca del límite con Tamaulipas, donde las rutas del narco son tan viejas como el silencio institucional. Un ranchero que iba rumbo a su trabajo pisó el infierno y desapareció con su camioneta. Los restos —según lugareños— fueron levantados por los delincuentes antes de que llegara la autoridad. Cuando los agentes finalmente arribaron, sólo quedaban pedazos de metal y restos humanos, como si la tierra misma se los hubiera tragado.

Tres horas después, una patrulla de Fuerza Civil tuvo su propio “bautismo” con otro explosivo. Cinco policías terminaron lesionados y la unidad hecha chatarra. Y, fiel a su estilo, el gobierno estatal prometió “investigar” mientras evita llamar las cosas por su nombre. Porque aceptar que hay narcominas en Nuevo León sería reconocer que los cárteles ya no sólo dominan territorios, sino los convierten en campos minados —literalmente.

Desde febrero ya se habían registrado explosiones similares en el mismo municipio. Entonces también negaron que fuera una mina, justificando que era un “artefacto artesanal”. Pero si algo explota bajo tierra al paso de un vehículo y es capaz de matar, ¿qué otra definición se necesita?

En el discurso, México no está en guerra. Pero en los caminos rurales del noreste, noroeste, centro o sur el suelo sangra y los pobladores caminan con miedo de que el próximo paso les vuele los pies. El Estado sigue negando lo evidente: la disputa territorial no es sólo criminal, es militar. Solo que los soldados llevan logos de cárteles y los partes de guerra se esconden bajo comunicados llenos de eufemismos.

Por ahora, las autoridades “resguardan la zona”. Tradúzcase: recogen pedazos y posan para la foto.

Con informacion: ELNORTE/

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