En las fotos se ve a Edgar “N”, alias “El Limones”, posando trajeado, sonriendo, recargado en una columna y junto a la bandera blanca de la CATEM, con el águila negra y la balanza de la central obrera bien visibles, como cualquier orgulloso dirigente sindical y no el presunto operador criminal que hoy le revienta el escándalo a Durango y a Pedro Haces el Diputado de Morena negando lo inegable.
En las otras imágenes aparece Mario Guitián Rosas, “El Chispa”, señalado operador de Los Metros del Cártel del Golfo en Reynosa, mezclado sin problema entre diputados, dirigentes de Morena y funcionarios, entre ellos el gobernador de Morena Americo Villareal, marcado un círculo amarillo que lo delata como algo más que un simple simpatizante de campaña a lado de Pedro Haces.
El Limones, “no es CATEM”… pero sale en la foto
El mismo día en que la Marina, la SSPC y la FGR anuncian que detuvieron en Durango a Edgar Rodríguez Ortiz, alias “El Limones”, acusado de ser jefe de plaza de Los Cabrera y de encabezar una red de extorsión a ganaderos y transportistas en La Laguna, circulan por todo el país sus fotos presumiendo oficina, bandera y cargos dentro de la CATEM lagunera.
Horas después, Pedro Haces saca un comunicado almibarado:felicita a las autoridades, niega rotundamente que Limones pertenezca a “la confederación moderna, productiva, que armoniza los factores de la producción” y jura que con ellos no va, pese a que el presunto criminal llevaba años usando siglas, membretes y eventos de su sindicato como carta de presentación.
La escena es casi grotesca: el hombre que hasta ayer era “secretario de organización” en La Laguna, recibido en actos oficiales, hoy es reducido por Haces a un don nadie que “nunca ha tenido vínculo alguno” con la central, como si la bandera detrás de la foto fuera un filtro de Instagram y no un símbolo corporativo que se cuida con lupa.
Haces se cuelga la medalla del combate a la delincuencia, pero se lava las manos de su propio personaje: si Limones cobraba piso parapetado en un sindicato cercano a Morena, ese no es problema del líder obrero; el pecado, nos dicen, es sólo del detenido.
El Chispa, el de Tamaulipas,otro invitado incómodo
El guion ya se había estrenado en Tamaulipas: Mario Guitián Rosas, “El Chispa”, operador de Los Metros en Reynosa, viejo conocido de los colectivos de desaparecidos que lo denunciaron por secuestros y extorsiones, terminó sentado en las mesas políticas de la 4T.
De acuerdo con El Universal, Guitián pasó de estar ligado a panistas tamaulipecos a acercarse a Morena mediante el mismo Pedro Haces, y aparece en múltiples actos oficiales a su lado, incluido un evento de campaña de Claudia Sheinbaum en Tamaulipas, siempre perdido entre chalecos guindas y sonrisas de mitin.
Las fotos que hoy circulan lo muestran con cubrebocas, camisa informal o traje, pero siempre incrustado en el círculo político: se le ve con operadores morenistas de Reynosa, con diputados locales, y en la famosa comida donde también estaban el entonces candidato Américo Villarreal y el exsenador José Narro, justo el día en que desaparecieron dos marinos asignados como escoltas.
De nuevo, el libreto oficial se aferra a la amnesia selectiva: nadie sabe quién lo invitó, nadie recuerda quién lo sentó, nadie explica por qué un presunto jefe criminal del Cártel del Golfo se paseaba tan campante en los eventos de la élite política tamaulipeca abrazando al Gobernador Américo Villarreal.
La hipocresía en dos actos
Entre Limones y El Chispa hay un espejo incómodo: uno operaba para Los Cabrera en Durango y La Laguna, el otro aun opera para Los Metros en Reynosa; ambos usaban la cercanía con la CATEM y con personajes de Morena como salvoconducto social y político. Cuando caen los operativos y llegan las detenciones o los señalamientos, los mismos que se fotografiaban con ellos se parapetan detrás de comunicados solemnes, condenas al crimen organizado y frases huecas sobre “cero tolerancia”, como si la hemeroteca y las imágenes no existieran.
El problema no es sólo que delincuentes se cuelen en las fotos, sino que se conviertan en intermediarios, operadores territoriales y hasta anfitriones de candidatos de alto nivel, mientras las víctimas —ganaderos extorsionados en Durango, activistas amenazados y asesinados en Reynosa, familias de marinos desaparecidos— siguen esperando que alguien en el poder explique por qué dos piezas clave del crimen organizado en Tamaulipas terminaron comiendo, posando y operando bajo el amparo político de los mismos que hoy, con una mano en el pecho y otra en el tintero, juran no conocerlos mientras un Batman pirata intenta salvar la honra del gobierno bajo una constante, nunca jamas aludir a Morena,la verdadera organización política y criminalmente organizada.
Con informacion: PROCESO/REDES/ ELUNIVERSAL+/
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