El dirigente estatal de Morena en Zacatecas está librando su propio “via crucis” político, encarándose con la mitra de Sigifredo Noriega como si quisiera revivir, en versión guinda, los ecos anticlericales de los años cristeros. Su cruzada verbal convierte al obispo en hereje de la 4T y se acomoda, con más entusiasmo que doctrina, en el viejo púlpito laico de Plutarco Elías Calles.
El obispo “pecador”
El pleito arranca cuando el obispo de Zacatecas cuestiona el balance triunfal de la Cuarta Transformación, habla de “damnificados”, advierte por la nueva Ley de Aguas y reclama atención para las víctimas de violencia y desaparición. Desde la curia, sus homilías suenan a examen de conciencia para el gobierno, y eso irrita a quienes preferirían un evangelio de logros y cifras alegres.
En respuesta, el morenista rubrica un curioso sermón laico: acusa al prelado de desinformar y “manipular a la ciudadanía”, exige que no “mienta porque es pecado” y solicita a la autoridad electoral que lo siente en el confesionario de las restricciones político-religiosas. Así, el pastor de almas queda pintado como oveja descarriada que necesita catecismo en materia de democracia guinda.
El morenista estilo Calles
El dirigente viste su investidura partidista como si fuera sotana anticlerical: donde el obispo ve damnificados y riesgos sociales, él ve blasfemia contra la narrativa oficial y se lanza a defender, dogmático, las bienaventuranzas de la 4T. El resultado es un cuadro casi catequético: de un lado el báculo episcopal, del otro el manual de campaña, ambos disputándose quién reparte indulgencias sobre la realidad zacatecana.
Su arrebato recuerda, en tono de parodia, al viejo espíritu de Calles: no hay ley Calles, pero sí llamados para que el clero hable solo de cielo y no de estadísticas, de santos y no de desaparecidos. En vez de fusiles federales, hay oficios al árbitro electoral; en lugar de templos clausurados, se pretende cerrar el paso a homilías incómodas, no sea que algún feligrés confunda examen de conciencia con crítica al gobierno.
Tabla: pulpitazo vs. contrahomilía
| Actor | Actuación principal | Tono y estilo | Objetivo declarado |
|---|---|---|---|
| Obispo Sigifredo Noriega | Critica balance de la 4T, la reforma del agua y la falta de atención a víctimas. | Lenguaje pastoral, llamado a la responsabilidad y a la empatía. | Visibilizar a “damnificados” y exigir respuestas del Estado. |
| Dirigente estatal de Morena | Acusa al obispo de mentir y manipular a los fieles; pide que se le limite políticamente. | Sermón laico, combativo, con alusiones al “pecado” y a la mentira. | Defender el relato de avances de la 4T y contener la voz crítica eclesial. |
Al final, el episodio deja una estampa digna de mural cristero actualizado: no hay caballos ni bayonetas, pero sí redes sociales y denuncias formales, mientras un morenista de alma jacobina intenta crucificar con adjetivos al obispo que osa recordar que, antes que a los informes, hay que mirar a los crucificados de carne y hueso de Zacatecas.
Con informacion: LA JORNADA ZACATECAS/ ELUNIVERSAL/

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