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miércoles, 10 de diciembre de 2025

SE «HACEN TARUGOS SOLOS»: «SENADO AVALA LEY Vs VAPEADORES en un PAIS de MUCHAS LEYES con PROBLEMA para HACERLAS VALER»…cada ley que cierra una puerta legal abre dos clandestinas.


México no necesita más leyes, necesita quien cumpla las existentes, que no son pocas. Pero el Senado, en su infinita sabiduría burrocrática, decidió esta semana agregar una medallita más al uniforme legislativo: prohibir los vapeadores. Sí, esos cilindros con sabor a chicle y nicotina que ya medio mundo usa en la banqueta o el baño. 

Morena, aprobó la noche de este miércoles en lo general, con 76 votos a favor y 37 en contra que la mejor manera de resolver un problema de salud pública era, desde luego, criminalizarlo. Como si con eso fueran a dejar de venderlos… o de usarlos

La historia es vieja: prohíben y el crimen organizado aplaude.Cada ley que cierra una puerta legal abre dos clandestinas. Ya los cárteles —expertos en logística y distribución— deben estar sacando cuentas: “El Estado nos acaba de regalar otro negocio de veinte mil millones, sin competencia formal, sin Cofepris, sin impuestos, sin controles.” Brillante jugada.

Mientras tanto, el discurso oficial se llena de palabras solemnes: “protección a la niñez, salud pública, libre desarrollo de la personalidad, bla, bla, bla.” La misma receta de siempre: moralina envuelta en papel legislativo. No importa que la ley diga que el consumo no se castiga; alguien tendrá que vender lo que el consumidor tiene derecho a fumar, y ese alguien, por ley, será un delincuente. El próximo vape que prenda un adolescente no saldrá de una tienda vigilada, sino de una mochila escondida en el mercado negro.

El senador Colosio lo dijo sin rodeos: prohibir es renunciar a regular. Pero en México regular es aburrido, caro y políticamente incómodo. Aquí somos más de gestos grandilocuentes: se prohíbe, se castiga, se presume. Y cuando todo se sale de control, se forma otra comisión, otra reforma y, por supuesto, otra ley. Así se recicla la ilusión de hacer justicia en un país donde las normas pesan más en papel que en la realidad.

Prohibir vapeadores no va a salvar pulmones. Va a engordar bolsillos —los incorrectos—, va a multiplicar los riesgos y a dejar sin control un mercado que, por mucho que finjan, ya está vivo. En México, cada prohibición es un frenesí económico del crimen disfrazado de virtud cívica. Y esta nueva cruzada sanitaria no será la excepción: otra ley que nadie hará cumplir, otro negocio que alguien sabrá aprovechar, y otra muestra de que aquí el humo siempre viene de los mismos lugares.

Con informacion: ELNORTE/

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