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lunes, 1 de diciembre de 2025

UNA «MADRIZA a DOMICILIO»: «ESTRATEGIA de FUERZA BRUTA de HARFUCH LLEVA MILITARES en SINALOA al CAMPEONATO NACIONAL de ABUSOS que VIOLAN la LEY para CUMPLIR con ELLA»… «te sacan sin orden, te catean sin juez y te interrogan a puñetazo limpio.


Esto que les vamos a contar y que nos narra NOROESTE, no fue un “operativo”, fue una madriza a domicilio con placa oficial. Un tipo que llega muerto de cansancio de la fábrica, se tira a descansar en su casa, y lo despiertan cinco patrullas de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de Omar Garcia Harfuch como si fueran comando del narco. Lo sacan al patio, le inventan que su casa es “punto”, lo interrogan a golpes, le roban el celular y encima le dejan como souvenir la amenaza de matar a su familia si no canta una droga que no existe.

Esta es la verdadera guerra contra el crimen con «inteligencia+coordinacion» convertida en franquicia de fuerza bruta: ahora cualquiera con insignia oficial puede jugar a ser sicario, pero con presupuesto público.

Cristian y la ley pateada

A Cristian lo tratan como botín, no como ciudadano: lo sacan sin orden, lo catean sin juez, lo interrogan a puñetazo limpio y de paso le hacen “aseguramiento” de celular, es decir: se lo roban. Esa escena de “ya métete a la ver… y no voltees” no es sólo abuso, es pedagogía del miedo: te rompo el cuerpo hoy para que mañana ni se te ocurra ir a denunciar. Las lesiones se curan, pero la lección queda clara: aquí no manda la Constitución, manda la rodilla del oficial en tu pecho.

Soldados que cazan como cártel

La historia de Cristian no es un desliz, es el manual no escrito de cómo ciertos uniformados entienden “seguridad”: entrar sin orden, golpear sin prueba, acusar sin investigación y luego justificar todo con la palabra mágica: “narco”. 

Se supone (…nomas se supone) que llegaron a Culiacán a ponerle freno a la violencia del Cártel, pero replican las mismas prácticas: secuestro momentáneo, amenaza a la familia, robo de bienes personales, terror selectivo en colonias pobres. El mensaje es brutalmente claro: da igual qué bando gane la guerra, el que siempre pierde es el vecino que estaba intentando dormir.

Estadística de abuso, no de seguridad

Mientras el gobierno federal presume despliegues y operativos, las cifras de quejas por uso arbitrario de la fuerza en Sinaloa se disparan como si fueran cifra negra en tiempo real. 

La Sedena, la Marina y la Guardia Nacional convierten al estado en podio nacional de expedientes por abusos, mientras la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana ni siquiera aparece desglosada, porque la opacidad viene incluida en el paquete. 

Sinaloa encabeza o se cuela en los primeros lugares de expedientes por fuerza arbitraria y quejas generales, año tras año, municipio tras municipio; lo único que se distribuye con eficiencia es el miedo.

Guerra interna, licencia para todo

Desde que tronó la guerra interna del Cártel de Sinaloa en 2024, el gobierno federal llenó el estado de militares con la promesa de “recuperar el control”, pero lo que se multiplicaron fueron las historias como la de Cristian. 

El libreto es conocido: en nombre de la emergencia, se normaliza que el militar toque primero con la bota y pregunte después, si acaso. Y mientras se habla de “pacificar” Sinaloa, las colonias aprenden a vivir entre dos fuegos: el del crimen organizado y el de las corporaciones que, para combatirlo, decidieron copiarle las tácticas. Porque aquí la ley no se aplica: se patea, se roba y se amenaza, y luego se archiva, pero si es mucho el escándalo,se finge el castigo.

Con informacion: Noroeste/

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