No es casualidad que a Tampico,en Tamaulipas, hoy lo gobierne Morena y un apellido «manchado por la sospecha, pero mas por la evidencia»: Mónica Villarreal Anaya llegó a la alcaldía por ser hermana del gobernador Américo Villarreal y por la traicion del panista del «Tampico Brilla» que buscaba impunidad por las trapacerías que cometió mientras mandaba señales de buen gobierno,su nombre, Jesus Nader Nasrralah,mencionado por aun líder del Cartel del Golfo que financio a Cabeza de Vaca y luego lo llamo «mugroso traidor».
Nepotismo con banda presidencial local
Morena vendió su candidatura como “encuesta” y “proyecto de la transformación”, pero lo que en realidad colocó en la presidencia municipal fue a la hermana del gobernador, consolidando un pequeño feudo familiar disfrazado de cambio, porque la reversa también es cambio.
Pero lastimosamente también cayo en los brazos del Cartel del Golfo y desde la campaña misma, bajo la intermediación de un gris sujeto ,ahora defenestrado Alejandro Rabago,ex-representante de Americo Villarreal en la CDMX.
La narrativa de lucha social se volvió guion gastado en cuanto el poder quedó en casa: el apellido Villarreal pesa más que cualquier mérito técnico, administrativo o comunitario.
La escena del terreno
En el diferendo por el terreno, la alcaldesa no apareció como mediadora institucional, sino como funcionaria rebasada, acorralada por ciudadanos que la encararon por decisiones opacas y por su incapacidad para ordenar el conflicto.
Mientras la versión oficial habla de “certeza jurídica” y “ordenamiento de predios”, en la calle el reclamo es frontal: vecinos que sienten despojo, arbitrariedad y un gobierno más preocupado por acomodar terrenos que por respetar comunidades.
Ciudadanía harta y sin reservas
El propio discurso de que “ya no hay reservas territoriales” en Tampico contrasta con las maniobras de permutas, regularizaciones selectivas y decisiones tomadas desde arriba que alimentan la sospecha de que el suelo sí alcanza… pero no para todos.
Cuando la gente le reclama en su cara que su administración es un “despapaye”, que golpea al comercio ambulante y que nadie entiende por qué votaron por ella, lo que se exhibe no es solo enojo: es el desencanto con una alcaldesa que llegó con apellido de gobernadora moral y gobierna como burócrata del clan.
Mónica, alcaldesa de papel
Tampico no eligió una estadista, eligió –bajo la aplanadora de Morena– a la hermana del gobernador, y el video donde la increpan por el terreno deja claro que el blindaje del parentesco ya no alcanza para contener la irritación social.
La molestia, el enojo y el hartazgo se resumen en una postal: una alcaldesa rodeada de reclamos, defendiendo decisiones impopulares, mientras detrás de ella se siente la sombra de un gobierno estatal que confunde territorio con patrimonio de familia y al Cartel del Golfo como aliado, enemigo del pueblo que dicen defender.
Con informacion: @ArmandoOrta/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: