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domingo, 14 de diciembre de 2025

«REGALO de 15 AÑOS TERMINO en TRAGEDIA TRAS CIRUGIA COSMETICA SIN NECESIDAD REAL»…una ruleta rusa con bisturí: cuando algo sale mal, no se pierde “vanidad”, se pierde vida, conciencia, futuro.


Lo que debía ser un vestido, un vals y una foto junto al pastel, terminó en sala de urgencias y derrame cerebral: a una chica de 15 años le “regalaron” una rinoplastia en la Miguel Hidalgo y acabó en coma. El procedimiento, promovido por la propia clínica privada, se vendió como trámite de catálogo, pero terminó con la menor trasladada por su familia a un hospital general donde al fin les dijeron lo que la clínica calló: había tenido un derrame cerebral.

Quinceaños con coma inducido

Negligencia disfrazada de vanidad

Los padres denunciaron lesiones culposas convencidos de que hubo negligencia, mientras el personal de la clínica se hundía en silencios y evasivas. La fiscalía capitalina abrió carpeta y ahora intenta reconstruir qué se hizo, quién autorizó qué, y por qué alguien pensó que era buena idea operar estéticamente a una menor como si fuera un cambio de llantas.

Menores no son lienzo quirúrgico

Operar por “regalo” a una adolescente de 15 años no es modernidad, es experimentación emocional y física sobre un cuerpo que todavía está en desarrollo. Cada vez que una clínica ofrece cirugías cosméticas a menores sin una necesidad médica real, convierte la inseguridad adolescente en modelo de negocio y el quirófano en casino.

Ley Nicole: freno obligado

No es que la ley nazca de la nada: surgió después de que Paloma Nicole, de 14 años, muriera tras una cirugía estética, y de ahí la propuesta de prohibir procedimientos cosméticos en menores salvo los reconstructivos o médicamente necesarios. La llamada Ley Nicole exige diagnóstico médico validado, objetivos terapéuticos claros y evaluación psicológica seria, porque la autoestima no se resuelve con anestesia general.

Advertencia, una y otra vez

Cada nuevo caso –una quinceañera en coma, una adolescente muerta, una familia rota– es un recordatorio brutal de que no hay “arreglo de nariz” que valga una vida. Mientras existan clínicas dispuestas a operar menores por dinero y familias dispuestas a confundir amor con bisturí, la ley no es exageración: es el último candado antes de que la fiesta termine, otra vez, en pesadilla.

Con informacion: EMEEQUIS/

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