Parece que a Washington se le acabó la diplomacia y ahora apunta directamente a Palacio Nacional. La Administración de Trump le lanzó un zarpazo a Claudia Sheinbaum por su “afecto” al régimen cubano, esa joya del Caribe que ni produce, ni cambia, ni rinde cuentas pero siempre tiene un amigo dispuesto a cargarle el tanque de gasolina.
Desde el Departamento de Estado, Katherine Dueholm sacó el martillo y golpeó sin rodeos: México, dijo, anda “alineando sus valores” con un gobierno brutal, corrupto y con la economía en coma. Y por si fuera poco, cuestionaron el convenio de médicos cubanos en México, calificándolo como lo que muchos sospechan: trabajo forzado con bata blanca.
Pero lo que realmente encendió las alarmas fue un dato que huele a petróleo y a contradicción: México envió a Cuba más del triple del combustible subsidiado que le mandó López Obrador en dos años. Tres mil millones de dólares en hidrocarburos “solidarios”. Lo que para La Habana son bendiciones, para Washington son señales de alarma y para los mexicanos, un misterio contable con aroma a ideología disfrazada de cooperación.
Y mientras en la Casa Blanca se preguntan si Sheinbaum está jugando a la neutralidad o al teatro revolucionario, la congresista republicana María Salazar cerró el acto con una frase que suena a ultimátum:
“Presidenta Sheinbaum: la historia está mirando. Basta ya de respaldar dictaduras”.
O sea, en lenguaje menos diplomático: México, deja de hacerle de mecenas a los fantasmas del socialismo tropical.
A costo de endeudarnos cada dia mas ?
Con informacion: ELNORTE/

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