Ayer, el Gobierno federal y los 32 gobernadores firmaron —una vez más— el “Acuerdo Nacional contra la Extorsión”. Un título rimbombante que suena a cambio histórico, pero huele a pintura fresca sobre la misma fachada vieja. No es la primera cruzada contra el delito, ni será la última. Es, con suerte, la nueva temporada del mismo reality de siempre: México Contra el Mal, edición 2025.
Otra vez la escenografía del poder: micrófonos relucientes, sillas bien alineadas, escudos nacionales por doquier y un montón de funcionarios aplaudiéndose a sí mismos por descubrir el hilo negro: ¡la extorsión está fuera de control! Bravo, qué tino.
El estratega que nomas no puede son Sinaloa y empieza a fracasar en Michoacan,Omar García Harfuch, se sube al guion y promete armonizar leyes, coordinar instituciones y fortalecer números 089 y 911 —como si los delincuentes estuvieran esperando al teléfono a que el manual nacional les quite el oficio.
Desde julio, dice, van más de 600 detenidos por extorsión (…de lo que no hay evidencia) y 102 mil llamadas al 089. Estadísticas que brillan en PowerPoint, pero que allá afuera, en el tianguis, en la ferretería o en el transporte, no disuaden a nadie que cobra “derecho de piso”. Es el México de los acuerdos con sello notarial, pero sin consecuencias tangibles.
Claudia Sheinbaum, en tono de jefa de grupo, advierte que la extorsión será el principal reto del próximo año. Qué alivio saberlo. Lo preocupante sería que siguiera sin reto alguno mientras las víctimas siguen pagando para seguir con vida como ocurre en Tamaulipas donde el gobernador abraza al extorsionador. Nos cuenta que ahora se perseguirá de oficio. Aplausos de pie. Pero ya lo sabemos: en México, los delitos se persiguen… hasta que se escapan.
Quizás el problema no está en la falta de acuerdos ni de discursos emocionados, sino en la costumbre del Gobierno de producir documentos como si fueran antídotos. Lo llaman coordinación interinstitucional, pero en el fondo es pura utilería: un decorado burocrático que se repite cada año con los mismos protagonistas, las mismas cifras recicladas y el mismo desenlace.
Mientras tanto, la extorsión sigue en aumento. Y nosotros, el público recurrente, seguimos aplaudiendo con cansancio al elenco de siempre. El Acuerdo Nacional se firmó, pero el acuerdo real lo sigue dictando el miedo.
Con informacion: ELNORTE/

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