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lunes, 8 de diciembre de 2025

EL "TREN MAYA GANA un PESO y PIERDE 10 ?": LA "BATALLA FINANCIERA PERDIDA del EJERCITO MEXICANO en MODO EMPRESARIO"...si siguen quemando dinero a este ritmo,en una década habrán evaporado 25 mil millones del erario. 


El Ejército mexicano, esa institución que una vez se suponía que debía defender la soberanía y no administrar cafeterías, hoteles o trenes turísticos, hoy demuestra que el “negocio” de ser empresario militar es tan eficiente como un tanque en una pista de patinaje. A dos años de la inauguración del tan cacareado y carísimo Tren Maya de 500 mil millones de pesos, los números hablan sin rodeos: por cada peso que entra en taquilla o souvenires, salen diez en gastos operativos. Si eso no es un fracaso anunciado, ¿qué lo es?

Con 275 millones de pesos en ventas durante 2024 y 2 mil 837 millones en costos, el tren de los sueños sureños se ha convertido en una locomotora que funciona con dinero público y humo patriótico. 

Lo tragicómico es que su capitán no es un gerente con experiencia ferroviaria, sino el Ejército convertido en corporativo estatal, repartiendo concesiones y contratos como si fueran raciones de campaña.

¿En qué momento la milicia mexicana decidió que también era constructora, hotelera, operadora turística y, de paso, administradora de un tren deficitario? Suena más a franquicia de aventura administrativa que a institución de seguridad nacional. Pero claro, el uniforme sirve para blindar cuentas, callar críticos y disfrazar pérdidas con el discurso de “proyecto estratégico” donde la constante es que no debes, ni puedes reclamar,estan armados,como el SAT que quiere recuperar esas perdidas con cargo al contribuyente.

El cálculo es brutal: si el Tren Maya sigue quemando 2 mil 500 millones de pesos al año, en una década habrá evaporado 25 mil millones del erario. Todo para sostener una obra que vende la postal de prosperidad mientras devora recursos públicos al ritmo de una turbina desbocada.

El Ejército se desvió de las vías de la disciplina institucional y tomó el tren del negocio fácil: gastar sin rendir cuentas y vestir de “desarrollo social” lo que es, en esencia, un monumento a la ineficiencia. Qué ironía: los negocios del Ejército apenas avanzan, pero sus pérdidas sí van a toda velocidad.

Con informacion: ELNORTE/

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