Parecía una escena de película: un par de Jaguars blancos atravesando un túnel de dos carriles, cambiando de carril simultáneamente en zigzag. Pero esto tenía un giro inesperado. Ambos eran Waymos, los vehículos autónomos conocidos por su comportamiento extremadamente cauteloso.
«Nunca había visto a nadie cambiar de carril en ese túnel», dice Sophia Yen, fundadora de una startup que iba en su auto detrás de los dos autónomos en septiembre. «Conduce más como un taxista, un taxista agresivo, típico neoyorquino».
Durante años, mientras se entrenaban en las calles de San Francisco y finalmente transportaban pasajeros, los Waymos fueron los conductores más corteses en los caminos. Si te detenías en una señal de alto al mismo tiempo que un Waymo, éste aguardaba, como diciendo, «No, por favor, pásale tu». Si intentabas sacarle la vuelta a otro auto que giraba a la izquierda, un Waymo seguro te dejaría pasar. En resumen, eran conductores detrás de los cuales no querrías quedarte atorado si ibas con prisa.
Adiós a las ruedas de entrenamiento. Como el buen tipo que sigue las reglas y está cansado de que se aprovechen de él, los Waymos ahora están priorizando sus propias necesidades. Están «interpretando» las reglas de tránsito a su antojo, se impacientan con los peatones y acogen la idea de que, cuando de conducir en la ciudad se trata, la cortesía sale por la ventana: cada auto se las arregla solo.
En septiembre, la policía de San Bruno, California, detuvo un Waymo tras verlo efectuar una vuelta en U prohibida. El mes pasado, un Waymo atropelló y mató a un conocido gato del barrio en el distrito Mission. Un jueves reciente en Pacific Heights, un Waymo en una intersección pisó el acelerador junto con el auto de al lado para no tener que esperar su turno. Segundos después, el mismo auto decidió que no era necesario poner la direccional para hacer un cambio de carril.
Jennifer Jeffries, de 54 años, ha acumulado casi 3 mil minutos en Waymos desde mayo del 2024. Hasta hace poco, la residente de Pacific Heights no tomaba uno si se dirigía al centro. No eran lo suficientemente ágiles. Una vez se quedó atorada varios minutos detrás de otro auto que estaba estacionado en doble fila mientras descargaban muebles.
Ahora no tiene problemas tomando Waymos para ir al centro y halla que maniobran tan bien como un conductor de Uber, incluso mejor.
«Le sacan la vuelta a un auto o se acercan más a él que un conductor humano», señala Jeffries. «A veces voy en el asiento trasero y pienso, ‘¡Uy, eso estuvo cerca!’».
Una desventaja: parecen imitar a los conductores de Uber de formas que no muy positivas: «Dices que te recojan en esta dirección y están al otro lado de la calle, lo cual no me gusta», dice.
A Marc Schreiber, de 49 años, le gustaba más cuando los Waymos cumplían estrictamente las reglas de tráfico. Mientras caminaba al gimnasio, Schreiber se encontró en un paso peatonal frente a un Waymo. En cuanto pasó delante del vehículo, este empezó a acelerar.
«Me tomó desprevenido», dice Schreiber. «Mi siguiente pensamiento fue, ‘Vaya, cambiaron la programación para que sean más agresivos’».
Y estaba en lo correcto.
Waymo ha estado intentando hacer que sus vehículos sean «confiadamente asertivos», indica Chris Ludwick, director senior de manejo de productos en Waymo, propiedad de Alphabet, la empresa matriz de Google. «Era realmente necesario para nosotros ampliar esto en San Francisco, particularmente por el tráfico que suele haber».
Ludwick explica que cuando los vehículos son demasiado pasivos, se vuelven un elemento de disrupción. Las actualizaciones periódicas de software garantizan que los Waymo no se conviertan en una molestia ni creen caos.
Ludwick no quiso hacer comentarios sobre incidentes específicos de incumplimiento de las normas. Afirma que los Waymo toman decisiones sensatas, lo que implica hacer toma y dacas.
«El conductor está diseñado para respetar las reglas de tránsito», afirma Ludwick. «Sin embargo, a veces este es un tema con matices y las reglas de tránsito pueden incluso entrar en conflicto entre sí».
Por ejemplo, explica, se supone que no se debe cruzar una doble línea amarilla, pero tampoco se debe obstruir el tráfico. Así, si te quedas atorado detrás de un camión de reparto que está parado, una persona le sacaría la vuelta incluso si eso significara cruzar la doble línea. Ahora los Waymo también saben cómo hacerlo.
Una portavoz de Waymo dice que sus vehículos han recorrido 160 millones de kilómetros sin conductor por San Francisco, Los Ángeles, Austin, Phoenix y Atlanta. La compañía informó que, en comparación con conductores humanos, ha tenido 91% menos accidentes con lesiones graves o algo peor.
Cossette Drossler, de 65 años, cuenta que un amigo le contó recientemente que un Waymo realizó lo que se conoce como un «alto californiano». Aparentemente, el auto redujo la velocidad, pero no la redujo a cero en una intersección.
Drossler, residente de Pacific Heights y propietaria de una empresa de servicios de contabilidad, se siente incómoda con la evolución del comportamiento. No quiere estar detrás de un Waymo que se detiene por completo en un barrio tranquilo cuando no hay ningún otro auto a la vista. Por otro lado, no confía del todo en que evalúen el riesgo adecuadamente.
«Yo hago altos californianos. Crecí en San Francisco», dice Drossler, añadiendo, «Sólo lo hago si no hay riesgo».
Waymo afirma que sus autos están diseñados para hacer un alto completo.
El sargento de policía Scott Smithmatungol, quien estaba de patrulla en San Bruno una noche de septiembre, señala que él y su compañero estaban al pendiente de conductores ebrios cuando comenzaron a hablar sobre Waymos y de cómo estaban empezando a conducir más como humanos.
Justo en ese momento, un Waymo frente a ellos en la intersección hizo una vuelta en U. Levantaron la vista, vieron la señal de no dar vuelta en U y encendieron las luces. El Waymo se detuvo. Al acercarse el compañero de Smithmatungol a la ventanilla del conductor, esta bajó. Se escuchó la voz de un operador de Waymo por una bocina.
«Dijeron que lo investigarían», dice. «Se disculparon muchísimo».
Actualmente, la policía en California no puede multar a un coche sin conductor.
La ley está a punto de cambiar.
Con informacion: Katherine Bindley/WSJ/THE WALL STREET JOURNAL

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