Omar García Harfuch no necesita enemigos: con tantos reflectores encima, el peligro es que se achicharre solo bajo las luces. El «Golden Boy» de la seguridad mexicana, el policía guapo que todos quieren en su foto, se está volviendo un espejo incómodo para el propio gobierno que lo alimenta. Porque cuando el héroe brilla demasiado, la narrativa del grupo se tuerce, y el protagonismo se confunde con ambición.
El editorial de Salvador Camarena en el diario español El Pais, dice que la dupla Sheinbaum-Harfuch funciona como un reloj suizo. La versión realista —e irreverente— diría que es más bien un matrimonio de conveniencia: ella necesita operación sin manchar las manos; él necesita respaldo sin parecer que ya anda de precandidato.
Lo paradójico, puntualiza Camarena es que mientras ambos presumen «avances» en seguridad, la extorsión, las desapariciones y los territorios controlados por el narco siguen ahí, agazapados, esperando que pase el discurso.
«El avance del nuevo Gobierno en la lucha contra los cárteles está lejos de haberse ganado. Para empezar, aun dando por buenos los propagandísticos éxitos de la estrategia, esta ha de entregar resultados en un par de asignaturas que aún escapan a los operativos: la desaparición de personas y ese cáncer que es la extorsión.»…Salvador Camarena/ELPAIS.
Camarena también señala como Harfuch tropezó intentando defender lo indefendible: un personaje de esos que en Morena todo el mundo conoce, pero pocos se atreven a cuestionar.
Lo hizo como si no entendiera que el verdadero fuego amigo no viene de la oposición, sino del ala dura de su propio partido, la misma que ya le hizo sentir los dientes cuando osó soñar con el gobierno de la CDMX y lo avasallaron.
Mientras tanto, el relato oficial juega al autoengaño. Nos cuentan que lo importante no es «quién sigue», sino consolidar resultados. Pero en México los futurismos no se pausan: apenas arranca un sexenio y ya se corren apuestas para el siguiente. Así, Harfuch, con su porte de caballero de la noche que aun no puede con Sinaloa y ya abril otro frente en Michoacan quiere ser el salvador pero hay riesgo sistémico: si sigue destacando, eclipsa a medio gabinete; si fracasa, arrastra con él la ilusión del “renacimiento” de la seguridad pública.
Si Sheinbaum quiere que el sexenio no se le convierta en reality show sucesorio, tendrá que hacer algo elemental: bajarle el volumen a su estrella y equilibrar la orquesta. Porque un gobierno con un solo músico en apariencia virtuoso ,siempre se termina tocando la misma nota.
El libro de las 48 Leyes del Poder,y en el contexto Harfuch‑Sheinbaum, nos da dos advertencias clarísimas:
Ley 1: Nunca eclipses al maestro
- La ley dice que siempre hay que hacer que los de arriba se sientan cómodamente superiores y no irse de largo exhibiendo talentos, porque eso despierta inseguridad y ganas de cortar cabezas.
- Traducido al caso: si Harfuch acapara focos, resultados y narrativa de “salvador de la patria”, corre el riesgo de que el sistema —y eventualmente la propia presidenta— lo vean más como amenaza sucesoria que como colaborador leal.
Ley 46: Nunca te muestres demasiado perfecto
- Otra ley dice que parecer impecable genera envidia y enemigos silenciosos; conviene mostrar algún defecto menor para parecer más humano y desactivar resentimientos.
- En clave política, un Harfuch hipereficiente, fotogénico, con prensa internacional y aura de “supersecretario” alimenta recelos en el gabinete, la tribu dura de Morena y otros aspirantes, justo el tipo de fuego amigo que la editorial de El Pais sugiere.
Cómo encaja con la editorial
- La editorial de Salvador Camarena marca el protagonismo de Harfuch como debilidad porque su brillo desbalancea el gabinete y acelera el futurismo presidencial; eso es, básicamente, violar la Ley 1: se percibe que ya está jugando en la liga del “maestro”, no solo como subordinado.
- Su “tropezón” al intentar blindar a un personaje incómodo refuerza la idea de que anda en modo todo‑terreno mediático y político, justo el tipo de sobreexposición que las 48 leyes desaconsejan si no quiere que el sistema empiece a ver cuándo y cómo bajarlo del pedestal.
Con informacion: SALVADOR CAMARENA/DIARIO ESPAÑOL/EL PAIS/

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