Parece que al flamante Ministro Arístides Guerrero no le alcanzó la toga para disimular que, en plena Suprema Corte, terminó siendo un alumno más del todopoderoso Google Classroom. Mientras sus colegas discutian sobre la finísima hebra del principio de taxatividad —ese que obliga a que las leyes no sean tan vagas como un horóscopo barato—, Guerrero se aventó la definición copia y pega que cualquier mortal encuentra con tres teclazos en Chrome,Safari,Firefox y hasta Opera.
Y no es broma: el hombre, recien desempacado tras la elección y ya apoltronado en la silla de la máxima tribuna de la justicia mexicana, prácticamente recitó la lectura automática que arroja el buscador.
Hasta tuvo el detalle de añadirle un “sin ambigüedades”, como para que pareciera pensamiento propio. La cereza del pastel: lo hizo por videollamada, mirando a su computadora, lo que dejó la sensación de que estaba más cerca de dictar cátedra en un tutorial de YouTube que de participar en una discusión constitucional.
Claro, no es que otros Ministros sean vírgenes de la lectura prestada: varios leen como si estuvieran en una presentación escolar, algunos incluso desde el celular, con el WhatsApp abierto para que los secretarios les avisen qué opinar. Guerrero simplemente llevó la tradición a su versión más descarada y tecnológica.
Pero la ironía más fina está en el tema: taxatividad. Esa regla que exige claridad en las leyes fue explicada con la misma precisión que un adolescente recitando Wikipedia a las 2 de la mañana. Un concepto que busca eliminar ambigüedades terminó saliendo de la boca de un Ministro que prefirió acudir a Google que a la claridad de un análisis propio.
Asi,en este lapsus memorable, el principio no fue explicado con nitidez, sino con la exactitud que da un Ctrl+C + Ctrl+V directo de San Google.
Dicho de otro modo: la taxatividad, que exige normas sin vaguedades, quedó convertida en la simpática paradoja de un Ministro leyendo definiciones genéricas…con ambigüedad autoral. ¿De dónde salió? ¿Del estudio riguroso? ¿De las horas en la biblioteca jurídica? No: salió de la misma fuente de sabiduría que uno consulta para saber cómo quitarle la mancha al sartén o que otros usos tiene la coca-cola o simplemente una receta de lasagna.
El principio de la taxatividad terminó ilustrado como nunca: “ni tan vago que parezca inventado, ni tan original que se note el plagio; justo lo suficiente para que Google lo sacara del apuro sin que el resto sospeche…aunque sospechó todo el país”.
En la versión Guerrero, el principio debería reformularse así: “La ley debe ser clara, precisa y sin plagiar demasiado obvio, porque si lo googleas en vivo, alguien te va a cachar”.
En resumen: la Corte debatía sobre la exigencia de leyes claras y exhaustivas, y su nuevo integrante quedó exhibido como el Ministro copy-paste. Al final, la justicia no será ciega, pero a veces parece muy buena para «guglear«.
Todo mientras otra jueza le obsequiaba un amparo a profugo del huachicol con uniforme naval.
Con informacion: ELNORTE/
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