Amparado en las siglas de una organización agraria, el presidente del patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Gerardo Sosa Castelán, utilizó su influencia política y la complicidad de exfuncionarios de la casa de estudios para apoderarse de valiosas tierras en el Valle de Guadalupe, Baja California. Y aunque la intervención de la Unidad de Inteligencia Financiera lo sacó del negocio, éste sigue avanzando con sus socios, ahora convertidos en “ejidatarios”.
MEDIO TAMAULIPAS YA ES DEL CAPO DE LOS CUERNOS:
ENSENADA, BC.- Cabecilla de un grupo que rebasó las aulas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Gerardo Sosa Castelán movió sus tentáculos a la política nacional e incluso a las inversiones turbias, que llegaron hasta los viñedos del Valle de Guadalupe, en Baja California.
Éstas, junto con otras inversiones en Vancouver y una casa en Houston, forman parte del expediente que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) abrió en su contra y lo tienen tras las rejas en espera de su segunda audiencia para determinar si se le vincula o no a proceso.
El 16 de diciembre de 2018 Sosa Castelán estaba en la cumbre. Había ganado nueve diputaciones locales en Hidalgo y seis en el Congreso de la Unión con su grupo político universitario y de la mano de Morena. Así que decidió ir más allá: formar un nuevo ejido en el valle vinícola más rico del país, para lo cual se haría de poco más de mil hectáreas.
Al “grupo universitario”, hechura suya, sumó otro aliado para sus fines: la Coalición de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas (CODUC), la cual constantemente es invitada especial en eventos de la UAEH, pero que también ha recibido recursos millonarios aprobados de manera extraordinaria y negociados por los nueve diputados de Castelán en el Congreso de Hidalgo, según consta en actas de las que tiene copia este semanario.
Desde 2010 el dirigente de la CODUC en Baja California, Eduardo Cota Osuna, inició pláticas con la UAEH para asociarse, pero no fue sino hasta 2015 que llegaron a un acuerdo; a partir de ese momento se inició la operación para hacerse de mil hectáreas en la cima de un cerro que tiene como vista las plantaciones vitivinícolas de LA Cetto y la firma Domecq.
Ahora esas inversiones, junto con otras en Vancouver y bienes como una casa en Houston, Texas, forman parte del expediente que la UIF le abrió a Sosa Castelán por lavado de dinero, delincuencia organizada y defraudación fiscal, por lo cual duerme en el penal federal del Altiplano desde el pasado 31 de agosto, en espera de que se le vincule a proceso.
***Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2288 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 6 de septiembre de 2020.