Omar García Harfuch está vendiendo una versión mutilada de la realidad: la carpeta contra “El Limones” nace precisamente del hartazgo de productores que llevaban meses denunciando extorsiones disfrazadas de “cuotas sindicales” atribuidas a la CATEM en La Laguna, no de un repentino hallazgo aislado y aséptico sin contexto corporativo, tan solo basta con voltear a ver las acusaciones en mantas publicas.
El origen incómodo de las denuncias
Las primeras voces que reventaron el caso hablaron de un sistema de cobro de piso “institucionalizado” bajo membretes de CATEM: pagos por cada camión de ganado, por materiales de construcción, por hectárea de riego y hasta control monopólico de insumos agrícolas.
En los oficios, narcomantas y desplegados regionales, el nombre que se repetía no era el de “Los Cabrera” sino el de la central sindical que aparecía como fachada de una extorsión masiva contra campesinos, ganaderos y transportistas.
La versión edulcorada de Harfuch
En conferencia, Harfuch reduce todo a un cuento de crimen organizado clásico: extorsión directa de “El Limones” ligada a una célula de Los Cabrera, sin vínculo con sindicato ni con actor político alguno.
Ese recorte quirúrgico le sirve para despresurizar el daño colateral: borra del mapa a la CATEM, a su dirigente y a la red de complicidades políticas que durante meses posó sonriente con el hoy imputado, como si el problema fuera un freelance del narco y no un esquema que usó siglas, camionetas rotuladas y estructura sindical para cobrar miedo.
Lo que documentan las investigaciones
Reportes periodísticos y filtraciones federales describen a “El Limones” como operador que exprimía a productores de Durango mediante pagos por agua, riego, transporte y comercialización de ganado, mientras presumía vínculos con mandos políticos y sindicales.
Las mismas notas subrayan que la CATEM, dirigida por un diputado de Morena, apareció una y otra vez en denuncias empresariales y narcomantas como engranaje de una red de extorsión regional, aun cuando ahora su cúpula corra a deslindarse y celebre el “deslinde” oficial de Harfuch como si fuera certificado de buena conducta.
Tabla de la narrativa vs los hechos señalados
| Elemento clave | Narrativa de Harfuch | Lo que señalan denuncias y reportes |
|---|---|---|
| Origen de las denuncias | Extorsión “directa” sin relación con sindicato. | Quejas formales e informales contra extorsión disfrazada de cuotas de CATEM. |
| Papel de la CATEM | Ningún vínculo en la investigación actual. | Productores la acusan de operar cobros de piso y control de mercados. |
| Relación con actores políticos | Sin “vínculo político” acreditado. | Líderes de CATEM y cuadros de Morena fotografiados y vinculados públicamente con el acusado. |
| Lectura del caso en medios críticos | Detención como golpe limpio al crimen organizado. | Detención que exhibe una red CATEM–políticos–grupo criminal en Durango y más estados. |
Desmontar el relato “limpio”
Cuando Harfuch insiste en que no hay sindicato en el expediente, en realidad está dibujando un cortafuegos político, no una radiografía completa del caso: el rastro de víctimas, mantas y notas apunta a una estructura que cobró, amenazó y se movió bajo las siglas de la central que hoy él mismo ayuda a exonerar en el discurso.
La pregunta incómoda ya no es si CATEM está mencionada en tal o cual párrafo de la carpeta, sino por qué, con ese historial de denuncias públicas y fotos de camaradería, el secretario de Seguridad eligió blindar comunicacionalmente al sindicato y a su dirigencia en lugar de admitir que la investigación nació, precisamente, donde ahora pretende que nunca hubo nada.
Con informacion: @redes/

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