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martes, 16 de diciembre de 2025

«SIN VISA,SIN TRABAJO pero…HARTA MARMAJA»: «SHEINBAUM dice ADUANAS YA RENUNCIÓ al JEFAZO que INVESTIGABA TRAFICO de HUACHICOL, en VEZ de METERLO al BOTE»…presidenta fue puntual para negar, tibia para investigar y cómoda para deslindar.


El huachicol de la verdad: cuando Sheinbaum dice “ya no trabaja ahí” y cree que con eso limpia la casa.

Se puede despedir a un funcionario, pero no se puede borrar el tufo. La presidenta Claudia Sheinbaum se esforzó hoy para vender la idea de que el caso de Alex Tonatiuh Márquez Hernández —el exdirector de Investigación Aduanera con visa revocada por Estados Unidos— es asunto “interno”, una decisión “del Director”, y nada más. Pero la narrativa suena tan hueca que parece escrita por el mismo que ocultó los relojes de lujo en los cajones de sus penthouse.

“Ya no trabaja en Aduanas”, repite, como si con esa frase se exorcizara la corrupción. Pero no es lo mismo una remoción administrativa que una investigación penal, y menos cuando el funcionario en cuestión saltó del modesto departamento en Fuentes Brotantes a un penthouse de tres niveles en Polanco, con valor real de unos 22 millones de pesos. Y todo esto bajo la sospecha de huachicol fiscal.

Resulta curioso —por no decir descarado— que el mismo personaje que debía investigar contrabando y evasión fiscal ahora figure entre los investigados tácitos, sin que la mandataria quiera pronunciar ni una sílaba sobre el tamaño del privilegio. 

Que le hayan retirado la visa en EE.UU. no parece un asunto “interno”: es una señal diplomática de que algo apesta más allá del perfume caro.

Mientras Sheinbaum promete que “no son tapadera de nadie y que llegara tope donde tope, aunque siempre resulte que es ese tope nunca es el tope», la retórica oficial intenta cubrir la mancha sin tocar el fondo. Porque si lo tocan, tendrían que tocar a su padrino y explicar cómo un servidor público con carrera modesta pudo financiar una vida de millonario, de relojes suizos y un penthouse comprado a un coronel, seguramente igual de corrupto.

El episodio deja algo claro: el discurso presidencial es puntual para negar, tibio para investigar y cómodo para deslindar. Pero mientras el gobierno juega a la “honestidad institucional”, los nuevos ricos del poder siguen coleccionando no solo relojes, sino también silencios.

Con informacion: ELNORTE/

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