No es un desliz ni una foto incómoda: es la postal oficial de un gobernador de Morena puesto de rodillas frente a la misma estructura criminal que debería perseguir, rodeado de prófugos federales como si fueran benefactores del pueblo y no operadores de terror que lo llevaron a la silla del gobierno,meritos por los que fue fichado como narcopolitico.

El altar convertido en tribuna narca
El 12 de diciembre de 2025, en El Chorrito, Hidalgo, mientras se inauguraba la monumental escultura de la Virgen de la Misericordia, Américo Villarreal encabezó un acto presentado como “día histórico de fe y unidad”, con cobertura institucional, obispo, DIF y toda la liturgia del poder.
Pero en esa misma tarima religiosa, donde se hablaba de esperanza para Hidalgo y todo Tamaulipas, el gobernador posó campante con personajes que arrastran órdenes de aprehensión por delincuencia organizada, secuestro y tráfico de armas, convertidos en invitados estelares en lugar de ser detenidos.
Los prófugos vestidos de romeros
(1) Juan José Contreras Castillo, exalcalde de Hidalgo y señalado como miembro de la “Columna Armada Pedro J. Méndez”, figura en expedientes federales por delincuencia organizada, secuestro y tráfico de combustible, al mismo tiempo que mantiene vínculos políticos con el actual gobierno estatal a través de su red familiar.
(2)Cesáreo Leal Perales, (3) Adrián González Vielma y (3) Hugo Leal Rendón arrastran señalamientos y órdenes por trata de personas, secuestro, robo agravado, despojo de tierras y tráfico de migrantes y drogas; lejos de esconderse, se dejan fotografiar del brazo del gobernador en un evento oficial al que cualquier ciudadano común jamás podría acercarse con un solo pendiente judicial.
Del padrinazgo criminal a la política pública
La “Columna Armada Pedro J. Méndez” nació como grupo paramilitar en medio de la guerra entre Cártel del Golfo y Zetas y terminó convertida en maquinaria electoral: controla territorios, negocia liberaciones, impone candidatos y ahora busca cuotas en el Poder Judicial mediante perfiles impulsados desde el propio gobierno de Villarreal.
Esa alianza se traduce en votos, protección y presupuesto; cuando el gobernador se fotografía con sus operadores armados y los blinda de la acción federal, no es una simple omisión, es un mensaje de que en Tamaulipas el código penal se subordina al código de lealtad con el narco.
Un estado arrodillado
Que un juez federal en Hermosillo gire órdenes de aprehensión y que esos mismos objetivos aparezcan sonrientes al lado del mandatario en un evento con fuerte despliegue de seguridad estatal, exhibe que las instituciones locales no fallan por incapaces, sino porque ya escogieron bando.

Mientras madres buscan a sus desaparecidos en brechas y fosas, el gobierno que debería acompañarlas se vuelca a inaugurar estatuas y a sacarse fotos con quienes, según expedientes oficiales y reportes periodísticos, han sembrado desplazamiento, asesinatos y expolio de comunidades enteras en el noreste del país.
Con informacion: @Mr_Civico/ Medios/redes

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