Irving Barrios Mojica no debería irse, pero tampoco estar pensando en reelegirse. Suena contradictorio, pero no lo es: el hombre carga con una hoja de servicio tan manchada que si se escapara en silencio sería casi un premio, y si se aferra a la silla de Fiscal de Tamaulipas, peor, porque se eternizaría en un cargo que jamás honró.
Lo suyo desde su llegada de la mano criminal del hoy fugitivo federal Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca,en Octubre 01 de 2016, ha sido un viacrucis de descrédito que inicio a su paso en la nefasta Procuraduría General de la Republica (PGR) donde escenificaba montajes, su especialidad.
El sujeto de marras, que ya deberia vestir el chaleco rojo,se ha constituido en complice de Américo Villarreal como otro intermediario de Golfos y Zetas que no aguanta una esculcada, del que el hoy gobernador se expreso en malos terminos,ofrecio su remoción,pero lo unico que ha cumplido son años.
De manera reciente,el «doctor en mañas» fue señalado en video por el empresario de Reynosa Gabriel Hernández —quien, despues de ser extorsionado con un pie en la tumba, grabó lo que parhizo fuertes declaraciones contra el fiscal y su verdugo Mario Guitán Rosas alias La Chispa, que fue su testamento acusatorio—, esos señalamientos aún vivos con el ya muerto,son prueba de que Barrios Mojica debería estar enfrentando a un tribunal, no combatiendo crimen del que es parte desde una oficina con aire acondicionado .
Este criminal metido a fiscalías que fiscal metido a criminal,ya lleva atornillado a la silla desde el 1 de octubre de 2016 y hasta este 3 de octubre de 2025 a las 4:29 AM han pasado:
- 9 años completos
- 469 semanas
- 3,289 días
- 78,940 horas
Reelegirlo sería un insulto: premiar al alumno que nunca presentó la tarea, al guardián que durmió mientras asaltaban la casa. Pero sacarlo por la puerta chica, sin cuentas claras, también sería regalarle impunidad.
Barrios Mojica no merece irse con aplausos, ni con homenajes de «misión cumplida»; merece rendir cuentas, como mínimo, y responder por el paquete de acusaciones que lo persiguen, incluido ese episodio donde se le menciona junto a Mario Guitián Rosas, alias La Chispa, y que hoy aparece como una sombra macabra detrás del asesinato de Gabriel Hernández.
El escándalo crece porque no hablamos de chismes de cantina. Fuentes periodísticas han exhibido con imagenes al gobernador de Morena Américo Villarreal, en sobremesas incomodas casualmente al lado de personajes que controlan al crimen organizado y quien Gabriel Hernández acusaba era protegido del Fiscal.
Es la postal que confirma suspicacias: el fiscal que debía ser imparcial, jugando al “compadre” con el poder político de aliado del crimen organizado del que opera como catalizador de las broncas de Americo Villarreal.
Por eso, la narrativa no debería centrarse si dice que se va o finalmente se queda. La pregunta real es: ¿qué hace todavía libre? Irse sería casi un privilegio para alguien que, a estas alturas, debería estar declarando, con la mirada fija en un juez, mientras se esclarecen las muertes y silencios que cargan su nombre. Reelegirse sería la burla más cruel a una ciudadanía que ya vive entre la desconfianza y el miedo, saldo de un crimen mas que organizado es un crimen autorizado donde resulta que el mas peligroso funge de fiscal.
Así que no: ni uno ni otro. A Barrios Mojica no se le debe ofrecer retiro digno ni continuidad dorada. Lo que toca es lo que ha eludido por años: responder ante la justicia que nunca ejerció porque se portó como vulgar gato de los que deberia combatir y nuevo socio de un gobernador que estuvo a punto de meter al bote y cada vez esta mas obeso por tragarse tantas palabras.
Con informacion: HoyTamaulipas/MEDIOS

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