El hijo de Adán Augusto López Hernández, sí, ese Adán Augusto que últimamente colecciona escándalos donde la Presidenta no se cansa de pedir pruebas sobre las pruebas, se despachó con la cuchara grande mientras estaba “cursando clases” y cobrando, como quien no quiere la cosa, más de 800 mil pesos en la mismísima Cámara de Diputados.
El junior más aplicado de la política
Mientras la ciudadanía madruga para sobarse el lomo y para ganarse la vida, Augusto Andrés López Estrada —vástago del exsecretario de Gobernación que se la pasaba de rol entre curul y curul— firmaba contratos consecutivos por honorarios de 35 mil pesos mensuales, amarrando 805 mil pesos brutos entre octubre de 2022 y mayo de 2024.

Todo esto, por supuesto, mientras completaba su licenciatura en Derecho en la Ibero. Qué habilidad para repartir el tiempo y, sobre todo, recibir transferencias bancarias.

¿Servicio social o servicio especial?
Cuando la prensa lo topó, Adán Augusto atinó a decir que el muchacho estaba haciendo su “servicio social”. Ajá. Documentos en poder de EMEEQUIS sacaron los trapitos al sol: el servicio, muy social y todo, era un jugoso contrato como “asistente” para el Grupo Parlamentario de Morena.
- 2022: 105,000 pesos (tres mesecitos y ni sudar la camisa)
- 2023: 420,000 pesos (todo el año, claro)
- 2024: 280,000 pesos (de enero a mayo, porque en agosto ya ni apareció)

¡Y eso que seguía de estudiante! Según la propia Secretaría de la Función Pública, apenas se tituló el pasado 27 de marzo de 2025. Qué suerte para los López Estrada, que los contratos sí puedan llegar antes que el título profesional.
Polémicas, patrimonio y la casta de siempre
Por si fuera poco el numerito, mientras el joven Augusto Andrés sumaba ingresos a manos llenas, su flamante padre que le encanta ver el futbol durante las sesiones del senado,se encontraba en el ojo del huracán: nombró a un secretario de Seguridad después arrestado, y, solo en lo anecdótico, Televisa reportó depósitos multimillonarios a sus cuentas. Eso sí, Adán Augusto lo explicó todo con cara de “a mí no me miren”, atribuyendo el dinero a lo notarial y la ganadería.
Total, mientras la “cuatritransformación” predica austeridad, los hijos viven una realidad de otro planeta: uno donde los pasillos del Congreso son más rentables que cualquier posgrado en Harvard y donde “servir a la patria” nunca había estado tan bien pagado.
Con informacion: EMEEQUIS/

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