“El Chapo, es un capo de la vieja escuela. Es una persona muy cordial, muy amable y respetuosa”, comienza Mónica Ramírez Cano, encargada de realizar el perfil criminológico del capo mexicano, Joaquín Guzmán Loera.
Hace unos días, la criminóloga compartió en su cuenta de Twitter un video en el que se aprecia que ambos están en una conversación. En las imágenes se ve a Guzmán Loera sentado tranquilamente (podría decirse que hasta confiadamente) frente a la profesional. Y es que en ese momento se encontraba “conociendo y analizando” al hombre más allá del líder criminal.
y que dice lc ciencia de otros capos:
“Los lectores podrán decir ¿cómo es esto?, pero a mí me toca ver la parte humana de lo que la gente ve como un monstruo”, comenta. Al momento del video que publicó se encontraban platicando sobre sus adicciones (de Guzmán Loera).
“En un momento en que tuvimos una interrupción fuera del contexto (de confidencialidad) estábamos bromeando sobre mi cumpleaños y me dice ‘tómese un tequila a mí salud’ y le dije ‘¿no que no tomas, Joaquín?”, a lo que este respondió que él no iba a tomar.
“Le dedico la canción de la Paloma negra. (...) ‘Las mujeres son mi adicción’, me dijo y le respondí, pues es tu única adicción”, relata la mujer con 20 años de carrera e incontables experiencias en entrevistas con importantes personajes de la delincuencia organizada.
Realizó perfiles criminológicos en México en solicitud de su entonces jefe, Renato Sales, de la Comisión Nacional de Seguridad. La petición era realizar los perfiles de los objetivos prioritarios del Gobierno federal, dentro de ellos estaba El Chapo.
“Las dos caras de la moneda coexisten en El Chapo, me tocó conocerlo así por mi trabajo”; para hacer un perfil de este tipo, el proceso lleva de 12 a 15 entrevistas, de entre tres y seis horas.
“Me tocó trabajar con un Chapo cansado. Me comentaba que ya se quería retirar para poder disfrutar a sus cuatas. Todos sus hijos son lo (más) importante para él. Su madre y lo fue su abuela también. Decía que ya estaba cansado de correr (estuvo así 14 años)”, relata y afirma que en esto no hay violacion de confidencialidad.
Lo define como una persona determinante, con una capacidad estratégica importante e incluso señala que de no haber elegido el camino de la ilegalidad él hubiera sido CEO de una gran empresa. “Él se ve a sí mismo como un empresario”.
Un capo de la vieja escuela
“Es un capo de la vieja escuela. Todavía cree en la palabra, en el acuerdo y en las negociaciones basadas en el honor. Él dice ‘la palabra es todo lo que yo tengo’”. Mónica Ramírez Cano dice que a diferencia de los capos de la nueva escuela, que han venido a sustituir la palabra o el acuerdo por la violencia, “él continua con el linaje en el que su palabra lo es todo”.
Lo describe como una persona reservada al inicio. Como un hombre cordial, incluso que su comportamiento es “como todo un caballero”, no solo con las mujeres sino con las autoridades.
“El Chapo se comportaba de ‘Sí señor, No señor’. Es muy ‘adaptable’ en cuanto a las instrucciones. Es un hombre que (cuando) yo llegaba se paraba para recirbirme”, menciona.
Comenta que para la gente, el capo es muy inteligente, “pero tiene una inteligencia estándar. Desarrolló ciertas habilidades propias para lo suyo que lo han hecho ser quién es”. En cuanto a que si es una persona violenta, la experta señala que no lo es y hace una comparativa con otro caso, el de Miguel Ángel Treviño, el "Z-40". “De entrada llegaba y aventaba la silla”, dice.
En 2016, año en que se llevó a cabo el perfil criminológico y fecha del video publicado, Guzmán Loera se comportaba tranquilo, controlado y callado. “Todo lo trae en su cabeza, es visionario. Siempre se plantea y se anticipa con diversos escenarios de una misma situación y lo que puede conllevar cada uno de estos”.
Para una sociedad lastimada por la narcoviolencia es casi imposible aceptar que para un delincuente como Joaquín Guzmán hay delitos que son más graves que los que lo rodean, pero a pregunta expresa de la también psicóloga, éste señaló al secuestro como el peor de todos, pues “mata a familias enteras”, le respondió, mientras que con las drogas "a nadie se obligaba a consumirlas".
Dentro de las entrevistas, que duraron un año, dijo que enviaba apoyo de alimento, vestido y calzado a menores de centro y Sudamérica. "Él no se metía con los niños. No lo permitía o autorizaba”.
La especialista no tenía algún objetivo al publicar el video en redes sociales, comenta que fue a modo de remembranza. “Estoy escribiendo un libro para la gente que se quiera dedicar a la perfilación criminal. Yo trabajo con un método que estructuré, único y especial para los delincuentes mexicanos. Fue una adaptación de varios instrumentos que hemos utilizado en otras partes del mundo. Se llama MIA: Método Inductivo de investigación Aplicada”.
“Platico cómo ha sido mi experiencia con delincuentes sexuales, psicópatas, capos de la droga, con caníbales, secuestradores, etc.” Dice Mónica Ramírez, quien está especializada en violencia serial, asesinos, pedófilos, caníbales, violadores seriales y personas que provocan incendios.
Cuenta en su haber con la realización de perfiles de personajes como Raúl Osiel Marroquín “El Sádico”, Dámaso López Nuñez, alias "El Licenciado", “La China”, jefa de sicarios de las fuerzas especiales de Dámaso; Anastacia Levchenko, mujer rusa que descuartizó a su madre y hermana en Tijuana, pero el caso que le ha sido más complicado es el de Miguel Ángel Treviño, "El Z-40".
“Cada entrevistado es el reflejo de su delito o su propio cártel, y Miguel Ángel Treviño era una persona desestructurada, violenta, con ambición de poder. Fue complicado por su estructura mental”, comenta sobre su experiencia laboral más difícil con el exlíder de la organización criminal conocida como Los Zetas.
Se dice sorprendida por el impacto que tuvo su video, pero asegura que en otras ocasiones ya ha subido fotos de su trabajo de investigación sobre Joaquín Guzmán Loera. “Estoy sorprendida de por qué tuvo tanto impacto. He venido haciendo pública algunas cosas. Hasta donde se me permite”.