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miércoles, 17 de diciembre de 2025

«CABEZA de VACA los DIVIDIO»:»AQUEL DIA de 2015 DOS HERMANOS USARON el PERIODICO EL MAÑANA de REYNOSA como PARED de LAVANDERIA FAMILIAR»…una lapidaria carta y un pleito por el control de la línea editorial disfrazado de reflexión moral.


Luego de que el pasado viernes por la tarde de conociera del lamentable deceso de «Don Heriberto Deándar Martínez», conocido como “Don Beto”, editor de El Mañana de Reynosa, quien falleció a los 88 años de edad,es casi obligado recordar como la política no solo polariza al pais,tambien divide familias y provoca rebatinga por los bienes.

En mayo de 2015, El Mañana de Reynosa dejó de ser periódico para convertirse en pared de lavandería familiar: allí se colgó, a página completa, la ropa sucia de los Deandar. En una esquina, Orlando, defendiendo a capa y a encuesta un estudio que colocaba a Francisco García Cabeza de Vaca a la cabeza de la carrera por la gubernatura; en la otra, Heriberto, agarrado del corbatín priista de Baltazar Hinojosa, intentando descalificar el sondeo como si con eso borrara la realidad política que ya les pisaba los talones.

El intercambio epistolar, presentado con solemnidad de “carta a mi hermano”, era en realidad un pleito por el control de la línea editorial disfrazado de reflexión moral sobre “el verdadero periodismo independiente”. Orlando recordaba que el mandato paterno era abrir las páginas del diario a todas las corrientes políticas (…que resultan muy corrientes todas) , mientras Heriberto hacía contorsiones para complacer al entonces candidato tricolor y sus leales, molesto porque el periódico que editaba se atrevía a medir a un panista al que detestaba.

Allí mismo quedó asentado, negro sobre blanco, que la supuesta “autoridad” de Heriberto sobre El Mañana dependía de una sociedad mercantil en partes iguales, heredada por decisión del padre y ratificada por la madre, detalle nada menor cuando él amenazaba con “disolver la sociedad” como si fuera el dueño único del juguete. En lugar de un consejo de administración, el lector se topaba con una escena de novela familiar: un hermano reclamando por publicar una encuesta incómoda; el otro respondiendo que no se dejaría expulsar del negocio ni de la misión original del diario, aunque para ello tuviera que balconear a su propia sangre en la primera plana.

Hoy, tras la muerte de Don Heriberto Deandar, esa carta obliga a releer su legado con menos incienso y más hemeroteca: el patriarca del periódico que tantas veces se proclamó independiente terminó protagonizando un pleito público donde quedó exhibido que, cuando la política y los contratos llaman a la puerta, la “misión periodística” puede reducirse a un regaño a tu propio hermano por atreverse a publicar una encuesta inconveniente. 

Recordarlo no es faltar al respeto al difunto, sino respetar a los lectores que fueron usados como público cautivo de un drama sucesorio en el que la noticia principal no era Tamaulipas, ni el interés por los ciudadanos a los que se debe el periodismo legitimo,sino la batalla intestina por quién se quedaba con la voz —y la caja— de El Mañana.

Con informacion: Publicado en Mayo/2015

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