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sábado, 18 de octubre de 2025

«MIL PESOS a HECTOR ?»: AL «ASESINO INTELECTUAL IMPUNE le SALIO BARATO MATAR al ABOGADO COHEN en CDMX»…la madre contrató abogado, no para salvar aprendiz de sicario, sino para acompañarlo en su culpa.


Héctor Hernández tenía 18 años, una pistola que le daba miedo usar y 200 pesos en la bolsa para comer con su madre. Pero alguien le ofreció más: unos cuantos billetes a cambio de acompañar a un desconocido y “espantar” a otro. Mil pesos, dicen ahora, fue el monto total de la oferta. Mil. Lo que vale un par de tenis baratos o una comida para tres en un restaurante donde Héctor no habría pisado jamás.

Su abogado, Luis Alberto Hernández, salió de la sala de audiencias con la mirada entre el cansancio y la incredulidad. Dentro, al chico lo habían vinculado a proceso por participar en el asesinato de David Cohen, un abogado de renombre ejecutado en la ciudad judicial de CDMX. Afuera, le enseñaba a la prensa los mensajes que Héctor le mandó a su madre horas antes del crimen: “mamá, nos quedan 200 pesos, no nos queda para comer”. 

Héctor no disparó. Estaba ahí, en una jardinera de Ciudad Judicial, esperando la señal, con la pistola guardada y el miedo metido en los bolsillos. Fue Donovan, el otro muchacho, quien jaló el gatillo. Héctor apenas supo qué hacía allí. Alguien le había ido “ayudando”: 500 pesos un día, mil otro, hasta que llegó el favor a cobrar. “Ven conmigo”, le dijeron. Y fue. Por hambre, por inercia, por la trampa de la necesidad.

El abogado cuenta que la madre de Héctor lo contrató no para salvarlo, sino para acompañarlo en su culpa. “Dígale que lo amo, que tendrá mi apoyo, pero que acepte su responsabilidad”, le pidió entre lágrimas. Cuando Héctor lo escuchó, rompió a llorar. Un muchachito de dieciocho, arrepentido y con la vida destrozada por una deuda menor.

La audiencia duró una hora. Sesenta minutos para decidir el destino de alguien que vendió su futuro por el equivalente a la recarga del teléfono de quien lo manipuló. Entre las paredes del juzgado, flotaba una pregunta que nadie quiso poner por escrito: ¿cuánto cuesta hoy una vida? En el caso de Héctor, menos que una quincena mal pagada. Menos que la esperanza.

Con informacion: REFORMA/

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