El gobernador de Morena en Tamaulipas, Americo Villarreal Anaya,fue expuesto por la prensa nacional compartiendo mesa en el restaurante Oasis Cambalache, en Coyoacán en la CDMX, con dos lugartenientes del crimen organizado, y, tras el escándalo, ha optado por el silencio absoluto, mientras los medios de difusión de siempre ,paradójicamente siguen engańando a los ciudadanos con sus mismas contribuciones.
El silencio como confesión
El mutismo del gobernador ademas salpicado de chapopote no es solo síntoma de su condición timorata o cobardía política, sino una confesión tácita. Ninguna palabra, ni explicación, ni siquiera un trillado “no los conozco”, ante pruebas gráficas y coincidencias evidentes, solo alimenta la incredulidad y el hartazgo de la ciudadanía. Su negativa a enfrentar el escándalo, mientras la prensa alineada le cubre las espaldas, expone un pacto funesto entre poder y criminalidad al más puro estilo de la omertá mafiosa en Italia.
La complicidad disfrazada de olvido
Mientras tanto, los medios nacionales como El Universal ,La Otra Opinion o Politico Mx o Eje Central ,entre muchos otros,destacan la informacion y le exigen saber qué hacían en su mesa dos personajes centrales del narco, la única respuesta es la evasiva y el silencio, como si la protección política y la impunidad ya vinieran incluidas en la cuenta del restaurante. Cada día que calla, el mensaje para los tamaulipecos es claro: el que nada debe, nada teme; quien calla, otorga.
Un llamado insolente y necesario
Gobernador: si todavía le queda un gramo de dignidad —y por respeto al pueblo que lo llevó al cargo— entréguese a la justicia. La evidencia es abrumadora, la indignación crece, y la complicidad se paga caro aquí y en EE.UU. Atrévase a enfrentar a quienes no tienen miedo: los ciudadanos de Tamaulipas exigen rendición de cuentas, no pactos bajo la mesa. Si el honor público ya no le pesa, al menos cumpla la última voluntad de un mandatario caído en desgracia: facilite las investigaciones, dé un paso al costado y ponga fin al agravio estatal. Hágalo por Tamaulipas y, sobre todo, por los que aún creen en la justicia.
No es solo una foto, es el retrato exacto de la podredumbre de su poder, una imagen de su putrefacción moral y un síntoma mas de la descomposición de la organización criminal a la que usted pertenece,MORENA.
¿Va a seguir callando, gobernador, o va a tener el decoro de enfrentar la verdad?
Y la FGR ?
La Fiscalía General de la República (FGR) tiene frente a sí una prueba de fuego: no puede ni debe ser cómplice pasivo de una descomposición que se exhibe en fotos, columnas y mesas de restaurante, cuando el propio Código Penal Federal y la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos imponen actuar ante indicios de colusión y protección a criminales.
La evidencia pública y periodística –fotográfica, testimonial y contextual– justifica de sobra la apertura de una carpeta de investigación contra el gobernador de Tamaulipas por posibles vínculos con la delincuencia organizada y encubrimiento.
Llamado urgente y fundado a la FGR
La FGR debe aplicar la ley con todo el peso de lo que le manda el artículo 102 de la Constitución y el propio marco de combate al crimen organizado: iniciar de inmediato actos de investigación por presuntos delitos de encubrimiento, asociación delictuosa y corrupción de servidores públicos. No es suficiente el escándalo mediático, ni basta con esperar una presión internacional; el deber constitucional y la presión ciudadana exigen poner a disposición de los tribunales a cualquier gobernador —por muy investido que esté— si hay sospechas fundadas de colaboración o tolerancia al narco. La omisión es complicidad.
A la presidenta popular Claudia Sheinbaum: basta de protección y calculo politico
Presidenta Sheinbaum, la ley no admite excepciones selectivas ni limpiezas parciales. Tolera usted que el gobernador se beneficie del silencio y la displicencia federal sabiendo que cualquier otro ciudadano ya habría sido citado a declarar y separado de su cargo para impedir filtraciones o presiones sobre testigos.
Su gobierno, que prometió separar el poder del crimen, debe ser congruente: deje de solapar, deje de proteger, y permita que la justicia actúe para que, por fin, la “austeridad republicana” se traduzca en decoro, no en encubrimiento institucional como ud. lo ha venido haciendo. Si de verdad el “que nada debe, nada teme” es política de Estado, es momento de demostrarlo.
Está en sus manos, FGR y presidencia. Tamaulipas merece justicia, no pasarela de criminales en eternos enroques de bandidos.
Con informacion: Medios/redes
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