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lunes, 13 de octubre de 2025

«LACRAS MORENO JUSTICIERAS»: «REMEDO de NUEVOS JUECES que IBAN a ser el REMEDIO EXHIBEN FALLAS y BANALIDADES»…uno de ellos publicita su sindrome de sicario.


A un mes de haber tomado el timón de la justicia federal, estos flamantes Jueces y Magistrados electos gracias a la reforma judicial del Gobierno,impulsada por acordeones,parecen más personajes de una tragicomedia burocrática que guardianes de la ley. El remedo de remedio esta muy lejos de lo prometido y resultó ser un desfile de improvisados, pasantes con toga y burócratas reciclados que confunden el Código Penal con el reglamento interno de su gimnasio.

Ni el manual, ni la lógica, ni la vergüenza asisten a estos nuevos “adalides” de la justicia. Entre tropiezos, recesos indefinidos y sentencias dignas de un taller de stand-up jurídico, lo único que han defendido con firmeza es su militancia guinda y sus fotos en redes. Ahí donde debería estar la experiencia profesional, hay selfies y “outfits de la semana”.

Daniel Olvera, alias “El Becario”, es quizá el perfecto emblema del naufragio. Con 26 años y la mitad del título colgando de las prácticas en la Secretaría de Cultura, llegó al estrado para perderse entre folios y preguntarle al Ministerio Público cómo cerrar un caso. De sus recesos improvisados bien podría salir una obra: La pausa eterna.

Otros, como la jueza que en Durango logra que cualquier cosa que digas sea usada en tu contra… o en tu contra, parecen desconfiar hasta de su propio libreto judicial. Mauricio Alafita prefiere que su secretaria le explique los asuntos; Barbosa Colunga en Guanajuato mezcla convenios de La Haya con causas civiles como si fueran ingredientes para una sopa legal imposible.

Y mientras unos se pierden entre leyes mal citadas, otros hacen del tribunal pasarela: Priscila Valencia Ortega se vende como “jueza fashion” entre rutinas de gimnasio, peleando con críticas que confunde con violencia de género, cuando el verdadero crimen está en su currículum flaco y en sus resoluciones aún más ligeras.

En Guerrero, Ángel Suazo Rodríguez viene armado… de rifles y aspiraciones políticas, buscando pasar de impartir justicia a encabezar derechos humanos. Y como guinda del pastel, Edgar Meza Mendoza en materia laboral se presenta en mitines morenistas enfundado en camisetas de campaña, abrazando el concepto “Juez del Bienestar” como si la toga fuera el uniforme de partido.

Lo que debió ser una reforma para blindar la justicia se ha convertido en un laboratorio de ocurrencias, amiguismos y errores de principiante. Y mientras estos nuevos magistrados y jueces juegan a ser autoridad, el país sigue esperando que la ley vuelva a ser algo más que una farsa con logotipo y hashtag.

Con informacion: ELNORTE/

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