La reacción del gobierno federal a cargo de Claudia Sheinbaum,ante las denuncias contra CATEM ,el Sindicato que lidera el Diputado Morenista Pedro Haces,demuestra un cálculo político frío y oportunista: solo interviene cuando la presión se vuelve insoportable, aunque sus allegados sean los protagonistas del escándalo.
Dos semanas después de que las cámaras empresariales de la Comarca Lagunera exigieran a Claudia Sheinbaum que frenara las extorsiones de la organización sindical dirigida por el diputado morenista Pedro Haces, las fuerzas federales finalmente realizaron un cateo en la sede de CATEM en Gómez Palacio, Durango.
Duró dos horas, hubo derribo de puertas, no se reportaron detenidos y hasta la noche las autoridades guardaron silencio absoluto sobre el resultado; la opacidad es marca registrada cuando el dedo apunta hacia los suyos.
Inacción y encubrimiento oficial
- El gobierno estatal, encabezado por el priista Esteban Villegas, ni la Fiscalía de Sonia Yadira de la Garza, dieron la cara durante el operativo[1].
- La omisión de las autoridades locales ante la cascada de denuncias de cobro de piso institucionalizado, extorsión y secuestro, fue deliberada y protegió las redes que CATEM impone sobre empresas y trabajadores[1][1].
- El propio comunicado de CATEM busca deslindarse, pero es la misma retórica gastada que repite en Oaxaca, Veracruz, Querétaro: la infección sindical se extiende por el país y la respuesta oficial siempre llega tarde, si es que llega.
CATEM: epidemia nacional de extorsión
- En Oaxaca, la organización arrastra denuncias por homicidio, secuestro y lavado de dinero.
- En Veracruz, presuntos actos de extorsión y secuestro son pan diario[1].
- En Querétaro, los cobros ilegales disfrazados de cuotas sindicales demuestran que el mecanismo se perfecciona, no se corrige[1].
- En Durango, CATEM institucionalizó la extorsión con la protección del poder: solo el poder federal intervino cuando el clamor empresarial se volvió insostenible.

El cálculo político detrás de la diligencia
La visita de Claudia Sheinbaum a Durango, coincidiendo con el operativo, exhibe el viejo truco de simular acción cuando la presión pública amenaza la narrativa oficial. La presidenta promueve su informe de gobierno mientras la estructura sindical de Morena es apuntada por federales; pero el mensaje es claro: el gobierno sólo reacciona cuando la mancha puede contaminar lo que más le importa, la imagen y el poder.
Indignación y desconfianza pública
Las reacciones ciudadanas ante el operativo contra CATEM son un termómetro del hartazgo y la incredulidad colectiva frente a la impunidad sindical y la tibieza oficial. Los comentarios retratan una sociedad que ya no compra el teatro gubernamental: “Hacen como que hacen y no atrapan a nadie… clásico de este gobierno de ladrones,” denuncia un enfurecido usuario de San Pedro Garza. Otros recalcan la fama corrosiva de CATEM, describiéndolos sin rodeos: “Todos saben, CATEM son una pandilla de bandidos”.
- La figura de Pedro Haces, líder de CATEM y diputado de Morena, aparece como símbolo de enriquecimiento a costa de los trabajadores: “Curtido en lana y ranchos a costa de sus agremiados… ya es hora de dar explicaciones a México”.
- Usuarios acusan de complicidad y protección política: “¿Y a cuántos extorsionadores agarraron? A ninguno porque son de Morena”.
- El desdén hacia la acción oficial resalta: “Hacen como que hacen y no atrapan a nadie… clásico de este gobierno”.
Retrato de una rabia colectiva
Estas voces desenmascaran la estrategia de simulación y encubrimiento del poder: la ciudadanía ya reconoce la táctica de aparentar combate a la corrupción mientras se protege a los aliados. El repudio es, en sí, una denuncia transparente del cálculo político detrás de cada operativo tardío y cada comunicado vacío.
La infección CATEM se expande y los síntomas no se curan con comunicados ni con diligencias tardías: se perfeccionan a la sombra del cálculo político y la complicidad institucional.
Con informacion: ELNORTE/








